El Ayuntamiento de Zaragoza avanza en los trabajos de restauración del ‘Monumento a la Exposición Hispano Francesa de 1908’ en el parque Grande y espera finalizar la actuación para la próxima primavera.
El monumento es de propiedad municipal y presentaba una “severa degradación por el paso del tiempo”, ha indicado el consejero de Urbanismo e Infraestructuras, Víctor Serrano, quien ha recordado también “el alto valor patrimonial, histórico y cultural” de una obra que “es un homenaje a la paz y a Basilio Paraíso, uno de los grandes e ilustres personajes imprescindibles para entender la historia de nuestra ciudad”.
El estado de deterioro del monumento, en un primer examen, mostraba pérdidas de material compositivo, exfoliaciones, microfisuras, disoluciones, fisuras en elementos próximos a desprendimientos, ataque biótico, existencia de grafitis, oxidación de metales, costras negras, acumulación de suciedad en superficie, fractura de planchas de metal, deposiciones de aves o existencia de elementos férricos, entre otros aspectos.
Por ello, el objetivo principal es “la recuperación, estabilización y protección de los elementos” del conjunto escultórico que en la actualidad se ubica en el parque José Antonio Labordeta, en la avenida de los Bearneses.
Así lo detalla el jefe del proyecto, José Ramón García Ureña, miembro de la empresa Antique, quien recuerda “el mal estado de algunos elementos” cuando instalaron el andamiaje y accedieron de cerca al monumento, así como “la pérdida de algunos materiales o la vandalización de algunas zonas”. Ahora, los profesionales trabajan en dos equipos, uno sobre los materiales pétreos y otro sobre los metálicos, en las siete alturas en las que se divide el andamiaje.
“Nuestro compromiso es firme con el patrimonio histórico artístico de la ciudad”, ha afirmado el consejero Víctor Serrano, quien ha recordado algunas intervenciones en estos años como “la recuperación del mural de la Puerta del Duque de la Victoria en la plaza San Miguel o la restauración del monumento al Justiciazgo en la plaza de Aragón, entre otros.
Actuaciones
En concreto, este proyecto de rehabilitación “forma parte de un estudio del estado de conservación de diferentes monumentos de la ciudad, enmarcado en un Plan de Sostenibilidad Turística en Destinos”, ha señalado por su parte la consejera de Cultura, Educación y Turismo, Sara Fernández.
El Ayuntamiento de Zaragoza detectó la “preocupante y delicada situación” de este ‘Monumento a la Exposición Hispano Francesa de 1908’ por lo que se pusieron a trabajar de forma conjunta a los servicios de Urbanismo y Cultura para redactar un anteproyecto y realizar un amplio análisis de la situación.
Para acometer la intervención se ha tenido que elaborar, en primer lugar, los estudios exhaustivos de materiales, estructura, entorno, alteraciones existentes y técnicas de ejecución. También se ha realizado un análisis químico del metal y de los recubrimientos para conocer los materiales presentes, las capas de corrosión y el recubrimiento protector; ya se han ejecutado ensayos de tensión superficial y de limpieza a diferentes alturas; se han identificado los carbonatos; y se han elaborado estudios de índice de porosidad.
Ahora, los trabajos se centran en la limpieza, la protección de zonas próximas a desprendimiento, la eliminación materiales de reposición, el llagueado de juntas o la eliminación de grafitis y de ataques bióticos.
Historia
El ‘Monumento a la Exposición Hispano-Francesa de 1908’ fue erigido en 1910 en el paseo de Pamplona, junto a la salida del entonces camino de los Cubos, hoy calle de doctor Cerrada, y la plaza de Basilio Paraíso, frente al edificio del Paraninfo y a la Capitanía General.
El conjunto escultórico se encargó ante el éxito que supuso dicha cita internacional y se pretendía con él dedicar un reconocimiento al organizador de la muestra: Basilio Paraíso. La obra fue encargada a los hermanos Miguel y Luciano Oslé, que habían obtenido las primeras medallas en las Exposiciones Nacionales de 1906 y 1908.
El conjunto, de inspiración francesa, presenta una alegoría de Zaragoza, representada por un león de bronce, conducido a cada lado por dos niños ángeles, elaborados en mármol, que llevan respectivamente los atributos de Mercurio y una estatuilla de Minerva, como alegorías del comercio y de las artes. En lo alto del pedestal cuelgan cuatro guirnaldas de bronce, y en la base se muestran escenas relativas a la agricultura y a las artes.
Además, la obra arquitectónica de los sillares fue diseñada por Ricardo Magdalena Gallifa. El zócalo es escalonado y sobre él se asienta un pedestal prismático de dos cuerpos, con un podio en el inferior para colocar la escultura de Basilio Paraíso.
En el frontal, en bronce y de medio cuerpo, se muestra el busto del propio Basilio Paraíso sentado en un sillón de piedra, del que tallaron el respaldo y los brazos. No obstante, esta incorporación se incluyó años después de su muerte, ya que el ilustre zaragozano no quería homenajes en vida. De hecho, el monumento se inauguró el 16 de enero de 1910 y no contó con Paraíso, quien alegó motivos de agenda para no asistir.
El monumento estuvo en la céntrica plaza zaragozana que hoy lleva el nombre del propio Basilio Paraíso hasta 1947, cuando fue desmontado por necesidades urbanísticas, y en 1951 fue instalado en su actual ubicación, en el parque grande de José Antonio Labordeta, al final de la avenida de los Bearneses.