La punta de la crecida del río Ebro ha entrado en Zaragoza capital con más de 3,6 metros de altura y más de 1.200 metros cúbicos por segundo. Es el valor reflejado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), muy por debajo de los 1.600 m3/s de la riada de marzo de este mismo año.
Los últimos datos, correspondientes a las 0.15, indican un caudal de 1.218 metros cúbicos por segundo y una altura de 3,66 metros. Las cifras apenas han variado en las últimas horas, por lo que todo apunta a que este sería ya el máximo.
El agua no ha llegado a puntos 'críticos' como Helios, aunque sí ha sido necesario cortar por precaución el camino que discurre por su perímetro, utilizado cada día por decenas de corredores y viandantes.
En estas últimas horas, los servicios municipales implicados han permanecido activos para tratar de minimizar las afecciones que pudieran producirse, sin que hasta el momento se haya detectado ninguna reseñable.
Bomberos y Policía Local han estado controlando el acceso a los distintos senderos, caminos y paseos que discurren por las proximidades del Ebro además de vigilar las riberas y llevar a cabo labores informativas necesarias a los ciudadanos para evitar riesgos.
En Novillas, el primer municipio de la provincia que bañan las aguas del Ebro, la crecida inundó "unas cuantas parcelas de cultivo" de la zona baja, principalmente de alfalfa. También rebasó una de las motas de la margen izquierda, sin que se registraran daños en el casco urbano.
Bando a los vecinos
Una vez alcanzados los máximos niveles en la capital, la punta se dirige a los municipios de la Ribera Baja, donde se espera "a lo largo de la mañana de este jueves".
En Pina, el alcalde puso en alerta a los ganaderos que podrían verse afectados a principios de semana, mientras que en Villafranca de Ebro se lanzó un bando para avisar a todos los vecinos.
La principal duda es si todas las motas resistirán. En principio, las defensas están más que preparadas para soportar un episodio de estas características, aunque no se descarta que pueda haber roturas puntuales que terminen suponiendo un problema para campos e infraestructuras de riego.
Como consecuencia de las precipitaciones intensas de estas últimas horas, desde la CHE tampoco descartan que se produzca alguna crecida súbita en barrancos y pequeños afluentes dentro de la zona de la desembocadura del Ebro.