El pasado 7 de noviembre las calles cercanas a la fábrica de Tereos aparecieron teñidas de un manto blanco. Una fuga de almidón por un fallo en el detector del secadero que alarmó a los vecinos del Picarral, más aún cuando cinco palomas aparecieron muertas tras el suceso.
No obstante, desde el Ayuntamiento de Zaragoza han asegurado que la muerte de estos animales no tuvo nada que ver con la fuga de almidón, una sustancia que además no resulta tóxica. Así lo ha señalado la concejala de Medioambiente y Movilidad, Tatiana Gaudes, tras la pregunta formulada por Vox durante la comisión de esta área.
Ese mismo día, las aves afectadas fueron trasladadas a un centro de recuperación de fauna silvestre para ser analizadas. "Los resultados, que recibimos el pasado 2 de diciembre, arrojaron que la muerte de estas tórtolas se debió a una infección viral y no por la fuga de almidón", ha explicado la edil, ante lo que ha añadido que "la enfermedad no afecta a los seres humanos".
En cuanto a la fuga del producto que se elabora en Tereos, Gaudes ha confirmado que la fábrica ya está en marcha el recambio del detector del nivel del rotativo por uno nuevo. Además, la empresa ha establecido "de forma obligatoria" la revisión física del ciclón en caso de detectar una alta emisión de partículas y comprobar si hay atasco.
Otra de las medidas que se llevará a cabo en las instalaciones, para evitar más problemas de cara al futuro, es la colocación de un filtro de manga que estará listo en 2025. Una solución que, según han informado desde la fábrica de Tereos a EL ESPAÑOL, supone una inversión de 5,4 millones de euros.