Ayer fue Nochebuena, y hoy es Navidad. La mañana del 25 de diciembre en Zaragoza ha transcurrido tranquilamente. Las calles del centro de la ciudad estaban más vacías de lo habitual. La mayoría de los zaragozanos no han madrugado.
Calles silenciosas, tranvías y autobuses con asientos vacíos: una escena inusual en estos días de celebraciones. El transporte urbano de Zaragoza opera como en un día festivo, con un tiempo de espera de unos 10 minutos. Sin embargo, apenas se ve gente agolpándose en las paradas.
El Paseo de la Independencia está tranquilo, con muchas persianas bajadas. No es difícil cruzarse con familias con carritos o abuelos paseando. El viento no sopla fuerte y la temperatura, en torno a los 10 °C, resulta agradable.
El Tubo: de la multitud al silencio
Llama especialmente la atención la zona de El Tubo. Lo que ayer fue un auténtico festival, donde no cabía ni un alfiler, esta mañana apenas alberga a un par de personas paseando a sus mascotas.
Las calles mojadas, recién lavadas por el servicio de limpieza, son testigos del refrán: "Después de la tormenta, llega la calma". Tras los escaparates, algunos bares abiertos dejan entrever a familias tomando el aperitivo.
Ambiente navideño en la plaza del Pilar
Las persianas de los establecimientos bajadas recuerdan que es fiesta nacional: estamos en Navidad. Para disfrutar del ambiente navideño, hay que acercarse a la plaza del Pilar. Aunque no está tan concurrida como en otros días, las risas de los niños llenan el aire.
En la zona infantil, las atracciones están en marcha, e incluso la caseta de Papá Noel permanece abierta, por si algún niño quiere reclamar a Santa algún detalle relacionado con sus regalos.
En el Belén gigante de la plaza y en la Basílica también se forman filas. Aunque no hay aglomeraciones, muchos zaragozanos han querido aprovechar el día festivo para visitar a la Pilarica. “Es tradición venir en la mañana del 25 para darle gracias y pedirle muchas cosas a la Virgen. Luego buscaremos un bar para tomar el aperitivo”, comenta Maricarmen mientras espera en la entrada de la catedral.
Vermú y tradiciones
En los alrededores de la plaza, varios establecimientos están abiertos. El Real y la cafetería Ferrara, por ejemplo, tienen clientes que piden cafés o, los más madrugadores, empiezan ya con el vermú.
Más arriba, en la plaza del Carmen, también hay cierto ambiente. “No sé si es porque los demás están cerrados, pero la mañana está siendo animada”, reconoce el camarero de Matisse.
En los contenedores, no se ven cajas ni papeles de regalo. Quizás el servicio de limpieza haya sido muy eficiente o tal vez los juguetes lleguen próximamente con los Reyes Magos. Esta Navidad, Zaragoza se prepara para una cabalgata muy especial: nuevas carrozas y más de 300 artistas llenarán las calles de ilusión.