Zaragoza
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En el centro de la ciudad de Zaragoza se echa en falta el verde. La famosa plaza del Pilar apenas tiene un árbol; la plaza de Santa Engracia cuenta con un par de florecillas, al igual que la nueva plaza Salamero, hay mucho sol y poca sombra.

Para pasear tranquilamente rodeados de naturaleza, hay que irse a Juslibol o a Casablanca, al paseo del canal. Es cierto que tenemos el parque Grande José Antonio Labordeta, pero una ciudad que ya es la cuarta más poblada de España merece una segunda zona de esparcimiento.

El Ayuntamiento ha desempolvado un proyecto y ya están las obras en marcha. El centro de Zaragoza contará con más de dos kilómetros para pasear, hacer deporte y disfrutar del verde… ¡y del azul! El río Huerva cobrará protagonismo en este nuevo espacio verde, que medirá cinco veces el paseo Independencia.

Las actuaciones consistirán en limpiar y desbrozar el entorno del cauce, abrir accesos para los trabajos, estabilizar muros y configurar nuevas sendas peatonales. Además, se construirá un tanque de tormentas y se renovará parte de las redes de saneamiento y agua.

Las obras se dividen en dos fases. La primera supondrá una inversión de ocho millones de euros. La actuación de esta primera fase se llevará a cabo en dos ámbitos. El primero abarca desde el puente Blasco del Cacho hasta el cubrimiento del río en Gran Vía, a lo largo de más de 1,2 kilómetros. El segundo comprende el tramo entre el puente de la calle Miguel Servet y la desembocadura en el Ebro, con una longitud de 1,9 kilómetros.

Nuevo espacio verde en Zaragoza

El Ayuntamiento de Zaragoza, a través de la sociedad municipal Ecociudad Zaragoza, comenzó el pasado 4 de noviembre las obras de transformación del río Huerva para mejorar su biodiversidad y acometer su regeneración paisajística e hidromorfológica.

La actuación de esta primera fase se va a llevar en dos ámbitos. El primero abarca desde el Puente Blasco del Cacho hasta el cubrimiento del río en Gran Vía a lo largo de más de 1,2 kilómetros. 

Recreación de la nueva zona del río Huerva en Zaragoza. Ayuntamiento de Zaragoza

El segundo comprende el tramo entre el puente de la calle Miguel Servet hasta la desembocadura en el Ebro con una longitud de 1,9 kilómetros.

En total, los trabajos de esta primera fase abarcan una superficie de 150.000 metros cuadrados y tendrán un plazo de ejecución de 8 meses. El proyecto de actuación cuenta con los informes favorables de la Confederación Hidrográfica del Ebro y del INAGA e incorpora parcialmente algunas de las alegaciones presentadas durante el trámite de información pública.

Las obras cuentan con financiación de dos convocatorias de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Rato Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea - NextGenerationEU, para cuyo desarrollo se han obtenido cerca de 5 millones de euros.

A ello hay que sumar las aportaciones de hasta 20 millones de euros que el Gobierno de Aragón se ha comprometido a invertir dentro de los acuerdos de la Comisión Bilateral con el Ayuntamiento de Zaragoza para ejecutar el conjunto del proyecto.

Nuevas sendas peatonales

Esta primera fase de los trabajos se aprovecha para iniciar la creación de tres nuevas sendas peatonales que favorezcan el uso de las riberas del Huerva, mejorando la continuidad de los caminos. Tendrán pavimentos permeables -que se definirán en una fase posterior- y su trazado se adaptará a la topografía de la zona para integrarlas paisajísticamente y minimizar los movimientos de tierras. Serán además inundables.

Dos de estas sendas estarán en la margen izquierda. La primera, de 442 metros, discurrirá paralela a Manual Lasala hasta el puente Emperador Augusto y la segunda, de 129 metros, abarcará desde el puente de la Avenida Goya hasta Gran Vía. La otra senda estará en la margen derecha y se creará entre las calles Río Huerva y La Luz con una longitud de 103 metros.

De forma paralela se llevan a cabo las labores de recuperación y regeneración de la vegetación, empezando con el saneamiento y desbroce de las especies exóticas invasoras. Se ha hecho un inventario de aves avistadas y nidos, así como tablas con toda la vegetación existente, y las zonas de rebrotes, las especies regresivas y alóctonas.

En los listados elaborados aparecen hasta 65 especies alóctonas o exóticas, frente a 14 autóctonas. En especial, habrá que combatir el alianto (ailanthus altissima), un árbol de crecimiento rápido y muy propicio para insectos dañinos no autóctonos.