Zaragoza

Si el pregón y la Ofrenda de Flores son los momentos cubre de las Fiestas del Pilar para los mayores, para los pequeños, todo gira en torno al espacio Río y Juego, que este domingo ha vuelto a abrir sus puertas y a llenar de vida el recinto Expo.

Las creaciones de la Promotora de Acción Infantil (PAI), hechas de materiales reciclados, han maravillado un año más a padres e hijos. Las propuestas se extienden por prácticamente todo el frente fluvial. Junto a la plaza de Lucas Miret, un animal hecho de discos, tubos y botes de lejía es el encargado de dar la bienvenida. "¿Pero es un dragón o un pájaro?", se preguntaba uno de los pequeños.

A escasos metros, otro tomaba carrerilla para superar uno de los obstáculos instalados. "¡Casi casi", le decía su padre mientras su hijo cogía todavía más impulso para intentarlo una segunda vez.

Con una animadísima música de fondos, unos se entretenían en la yincana instalada en el escenario del anfiteatro de la Expo, otros derrapaban subidos a unas cajas atadas con cuerdas y propulsadas por sus padres o conducían un autobús hecho con palés y volantes y asientos reciclados.

También había niños haciendo castillos en el arenero o subidos a los coloridos gusanos, tortugas, leones e insectos que adornan el recinto. A Lúa, de solo 4 años, lo que de verdad le gustaba era pescar en el embarcadero. "Venimos varios días todos los años, es lo mejor de las Fiestas del Pilar, la verdad es que está muy chulo. Hoy, además, es su cumpleaños e iremos al circo para celebrarlo", explicaba su madre, Ana Pascual.

Pesca de bidones en el embarcadero. E. E.

A solo unos pasos, entre pasacalles y talleres de música en los 'bancófonos', estaba 'La colina de las maravillas', en la que se instaba a los niños a entrar "haciendo la croqueta". Dentro, 'cocinas' para preparar platos con corchos y plásticos y planchas para dejar la ropa como nueva. "A ver, ayudantas, plánchenme todo, que hay que llevarlo a la tienda", decía una de las monitoras a una de las pequeñas.

Tampoco han faltado los que se han pegado minutos y minutos en los tubos interconectados tratando de acertar cuál era el bueno. "El Río y Juego es una oportunidad para gamberrear y hacer un poco el bruto. Para los padres, también es un rato de tranquilidad. Puedes dejarlos sueltos y mientras, nosotros, a la charleta", explicaba Carlos Paz mientras vigilaba a sus hijos Carlos y Diego, de 8 y 5 años.