Zaragoza

Las fiestas del Pilar ya han comenzado. El viernes, un día antes del pregón, ya se veía algún que otro cachirulo por la calle, pero a partir del sábado la ciudad se transformó totalmente en una auténtica fiesta.

El domingo comenzaron las vaquillas, puntualmente, a las 8 de la mañana en la Plaza de la Misericordia. Y este lunes continuaban en su horario habitual. Las gradas no estaban tan llenas, pero el ambiente festivo era el mismo.

Peñistas, charanga y jóvenes valientes que salen al ruedo se reúnen una vez más en torno a la arena. “Venimos todos los años, aunque hay muchos que son más de toros de capota. Eso sí, yo las vaquillas no me las pierdo nunca” cuenta Carlos Arcega, uno de los fundadores de la Peña 'El Bullizio'.

Uno de los fundadores de la peña 'El Bullizio', Carlos Arcega. E.E

“Hace años saltaba a la arena alguno que otro que iba ‘contento’ y nos moríamos de la risa. También salían disfrazados y hacían mucho el tonto” recuerda el peñista, y con cierta nostalgia explica que hace años, al terminar las vaquillas bajaban todas las peñas a la plaza; ahora ha cambiado y cada uno sale por su puerta.

Un chaval, vestido igual que Carlos, de blanco y con chaleco verde nos cuenta: “El Bullicio cumple ahora 45 años, yo soy peñista desde que nací, porque esto es muy familiar, de padres a hijos”.

A las 8 en punto se les da la bienvenida a todos los asistentes, suena el himno a la libertad de Labordeta, y enseguida sale la primera vaquilla. No han pasado los primeros 15 minutos que ya hay un pequeño susto. La vaca ha cogido a un joven, pero no es grave, rápidamente el chico se pone en pie y dando un salto se resguarda tras la valla. A coro, el público lanza un ‘¡uy!’, bastante largo, y cuando el chico en pie saluda desde la zona protegida recibe un caluroso aplauso.

“Nosotros no somos de ninguna peña, pero nos gustan mucho las vaquillas y venimos desde siempre” explica Puri, sentada en la primera fila y apoyada en la barandilla. “Mi hijo y mi nieto salen los dos a torear, pero no solo en los Pilares, sino en todos los pueblos”, continúa, “este verano en 4-5 pueblos, y 4-5 sustos que me he llevado”, la buena mujer se pone nerviosa cada vez que salen.

Charanga Pintakoda de Sabiñanigo. E.E

A mitad de conversación hay que callarse, la charanga, puesta en pie, pone música al evento. Entre los socios de la Peña Forca, está la charanga Pintakoda, de Sabiñánigo, un pueblo de Huesca. Ellos están contratados para todos los días de vaquillas. Lo llevan haciendo así, desde hace años.

Justo al lado de la charanga, bailando discretamente unos turistas asiáticos lo miran todo entre asombrados y divertidos: “Llevamos en España toda la semana, hoy es nuestro último día aquí, y no queríamos perdernos esta tradición; esta fiesta es muy chula”, reconocen. 

Turistas chinos disfrutando de las vaquillas. E.E

La mañana es fresca y lluviosa. Los niños, pocos, pero alguno hay, entran en calor con los churros, los mayores entre baile y baile, brindan con chupitos. Entre el ambiente, la música y la energía, nadie diría que son las 9 de la mañana.

A las 10, se recogen las reses. Vecinos y turistas se retiran, unos a trabajar, otros a dormir, y un grupo no pequeño, a continuar la marcha, que son las Fiestas del Pilar. Entre risas y abrazos se despiden: “con esto y un bizcocho, hasta mañana, a las 8”.