Emilio Aragón: "La música, el teatro, el cine o la literatura son partes de mí que quiero hacer hasta que el cuerpo aguante"
El gran artista, conocido también como 'Milikito' y sus múltiples facetas en el arte, vuelve a trabajar en el teatro con Godspell, una obra que pasará por Zaragoza.
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Emilio Aragón, es un artista con muchas caras. Conocido por su inolvidable papel como 'Payaso de la tele', ha sido también compositor, productor, presentador y estrella de la televisión, destacándose como una de las figuras más influyentes del entretenimiento.
Un creador polifacético que continúa sorprendiendo y reinventándose porque, 'Milikito' ha dado también el salto a la literatura, sumando a su extensa trayectoria como novelista con Telmo Lobo. Cuya segunda parte se estrenará en breves.
Aunque lo que no se puede dudar, es el talento de este artista en el cine, el teatro y los musicales, donde vuelve a resurgir con Godspell su nueva obra como director. Que, por cierto, pasará por el Teatro Principal de Zaragoza del 13 al 23 de febrero.
La obra Godspell se basa en el Evangelio de Mateo, y es un clásico de los años 70. ¿Cómo es adaptar una obra tan vinculada a esa época a la actualidad? ¿Qué desafíos y reflexiones ha supuesto para ti este proceso?
La obra nace de un proyecto personal junto a Antonio [Banderas]. Ambos queríamos revivir una comunidad musical que fue la primera que vimos, hace ya más de 50 años. Por lo tanto, tiene un fuerte componente emocional para nosotros.
Recordábamos la primera vez que vimos esta obra, y pensábamos: "¿Por qué no revivirla?" Es una comunidad musical que ha marcado la historia de la música, y que contiene canciones muy reconocidas. Cuando el público las escuche, muchos dirán "¡Esta canción me suena!". Esa conexión emocional fue lo que nos impulsó a traerla nuevamente a escena.
Dices que Godspell tiene un componente muy personal para ti, se debe también a que tú hermana estuvo en la primera compañía en 1973.
Sin duda, tiene una carga emocional muy fuerte. Mi hermana formó parte de la primera compañía en 1973, y yo recuerdo perfectamente cuando vi la obra en el Teatro Marquina en Madrid. Era mi llegada a España, y la obra me cautivó por su frescura, por su energía.
El teatro Marquina era pequeño y acogedor, y esa experiencia marcó un antes y un después en mi vida. Así que, al revivir Godspell, no solo estamos retomando una obra que amamos, sino que también estamos conectando con recuerdos muy entrañables y personales.
¿De qué habla la obra?
Godspell habla de temas universales y atemporales: la esperanza y el amor. En un contexto como el actual, con tantas tensiones y divisiones, creo que una obra que resalte estos valores es más que necesaria.
Así que, sin perder su esencia, hemos querido adaptarla a los tiempos modernos, manteniendo su frescura y su mensaje.
Mencionas el amor. ¿Cómo lo encontramos en la obra? ¿Todos los tipos o hay uno más prominente?
Es un amor con mayúsculas, universal, con muchas formas y manifestaciones. En la obra se exploran distintas facetas de ese amor, y cuando el público vea el espectáculo, entenderá a qué me refiero. Es un amor que va más allá de cualquier limitación, es un amor inclusivo y transformador.
Está basada en un evangelio, pero también juega con elementos de comedia y drama. ¿Cómo logras integrar esos registros de manera equilibrada?
Es un ejercicio complejo, pero fascinante. La obra, al estar basada en el Evangelio de Mateo, tiene momentos de gran carga dramática, pero también ofrece espacio para la comedia. Lo interesante es que la transición entre comedia y drama puede ser tan rápida como una fracción de segundo.
Para los actores, esto es un desafío enorme, ya que deben manejar esas oscilaciones de forma que el público no se pierda. Aquí es donde la compañía juega un papel fundamental: el trabajo de todo el elenco es excelente, y consiguen llevar al público de la mano a lo largo de esa montaña rusa emocional.
¿Se puede decir que esta obra tiene un peso católico, o lo religioso se ha dejado un poco atrás para centrarse en otros temas?
La obra, al estar inspirada en el Evangelio de Mateo, tiene una base religiosa, pero lo que realmente toca son temas universales. Aunque el contexto original de la obra tiene una fuerte influencia del cristianismo, los valores que transmite —como la compasión, la solidaridad y la esperanza— son completamente universales.
Godspell se puede disfrutar y reflexionar desde cualquier perspectiva, incluso si uno no tiene una conexión religiosa directa. De hecho, tengo amigos ateos que han disfrutado mucho de la obra, porque al final, se trata de lo que somos como seres humanos.
Dado tu historial en el mundo del humor, ¿hay alguna influencia de tu trabajo en los Payasos de la Tele en esta obra?
En la obra hay un poco de todo. Encontramos elementos de 'vaudeville', de teatro clásico, de marionetas, de sombras y hasta de circo. La riqueza de Godspell permite experimentar con todos esos estilos.
Aunque, claro, no se trata de un humor explícito, sino de un enfoque que nos permite incorporar diversos registros para dar vida a los personajes y situaciones. Es una obra que nos brinda la posibilidad de jugar con la comedia y el drama, y la transición entre ambos es parte del desafío actoral.
Hablabas de los desafíos de la obra. ¿Dirías que la partitura es otro de los grandes retos?
Sin duda, la partitura es un desafío. Las canciones son complejas, tanto en términos vocales como físicos. Los registros que se requieren son muy altos, y los actores y cantantes no solo deben cantar, sino también bailar y moverse mientras lo hacen.
La exigencia es enorme, y al final la compañía termina agotada, porque están en constante actividad sobre el escenario. Es un trabajo que exige mucho tanto a nivel físico como mental.
Durante la gira, este teatro pasará por Zaragoza, ¿qué vínculo tienes con esta ciudad y Aragón, en general?
Tengo un vínculo muy especial con Zaragoza. He estado muchas veces aquí a lo largo de mi vida. Voy a cumplir 66 años, y son muchos los recuerdos que tengo de esta ciudad, tanto personales como familiares.
Además, mi conexión con Aragón va más allá: mi mujer es sobrina nieta de Miguel Fleta, uno de los grandes tenores internacionales. Así que, sin duda, Zaragoza y Aragón ocupan un lugar importante en mi vida, y siempre es un placer regresar.
Has sido músico, director, actor, y ahora escritor. ¿A qué se debe ese salto?
(Ríe) La verdad es que mi nieta fue quien me pidió que escribiera un libro, puesto que muchas veces le cuento cuentos. La primera novela que escribí, Telmo Lobo, es el inicio de lo que espero sea una saga.
De hecho, ahora estoy trabajando en la segunda, que espero que se publique después del verano.
De todas las disciplinas que has trabajado… ¿cuál dirías que es la más especial para ti?
Es como preguntar si prefieres más a papá o a mamá (ríe). Cada disciplina me ha dado experiencias maravillosas. La música, el teatro, la televisión, el cine... son partes de mí. Mi corazón está en cada uno de esos campos, y espero poder seguir disfrutando y trabajando en cada uno de ellos según lo que mi cuerpo me pida.