La alimentación es un tema importante que cada vez está ganando más peso, principalmente por la estrecha relación que tiene con la salud. No solo ya con la física, sino también con la mental.
El alimento que le damos a nuestro cuerpo alimenta también nuestra mente y por ello es importante darle productos de calidad y todos los nutrientes que necesita. Seguir una dieta equilibrada no siempre es fácil, pero Ángela Quintas nos ayuda a comer bien con su nuevo libro ‘De la boca a tu salud’.
La nutricionista presenta hoy, 12 de febrero su libro en el espacio cultural de El Corte Inglés a las 19.00; además volverá a la capital aragonesa, a otro encuentro con sus lectores, el próximo 25 de febrero.
Ángela Quintas con su nuevo libro 'De la boca a tu salud'.
Entrevista con Ángela Quintas sobre su libro "De la boca a tu salud"
Ángela es licenciada en Ciencias Químicas y cuenta con el máster en Dietética y Nutrición Humana, lleva más de veinte años dirigiendo su propia consulta de nutrición y es autora de varios libros de éxito en este ámbito. A pesar de la lluvia y el mal tiempo en Zaragoza, Quintas no pierde su sonrisa y nos atiende en el Gran Hotel.
Entrevistador: Cuéntanos, ¿Cómo surge la idea de esta nueva entrega ‘De la boca a tu salud’?
Ángela Quintas: Fíjate, he tardado tres años desde mi último libro. Mi último libro era ¿Por qué me duele la tripa?, que trataba más sobre microbiota, alergias, intolerancias, y de repente me planteé qué nuevo tenía que contar, porque ya había hecho muchas cosas, este es mi quinto libro, y quería que fuera algo diferente.
Entonces, empecé a escribir en un papel todas aquellas preguntas que se repetían en la consulta. Todo el mundo cuando entra por la puerta dice, “yo sé que mi metabolismo es lento”, o “se que con la menopausia no voy a poder adelgazar”, y la idea al escribir este libro es que fuera muy práctico; es decir, que no se quedara la teoría sino que la gente pudiera ponerlo en práctica y que realmente vieran que lo que estaban haciendo merecía la pena.
E: Tu libro destaca por su enfoque práctico, pero cada cuerpo es diferente. ¿Cómo consigues individualizar los consejos para que sean útiles para todos?
ÁQ: Realmente adaptarse a cada persona no es tan fácil, pero por eso hemos hecho lo del reto 21 días. Es decir, la gente que se compre el libro, les mandamos un formulario en el que nos dicen desde la medicación que están tomando hasta el área que quieren trabajar, ya sea disbiosis intestinal o metabolismo. Luego les enviamos un plan personalizado de 21 días con desayuno, comida y cena para que lo pongan en práctica. Además, incluí un test al final de algunos capítulos (como los test que había en la Super Pop), que ayudan a identificar si, por ejemplo, el metabolismo es realmente lento o no. Tardé mucho tiempo en pensar todas esas preguntas para que realmente se viera reflejado una mejora, pero realmente funcionan y ya estamos recibiendo buen feedback.
E: ¿Cuáles son las preguntas más frecuentes que recibes en la consulta o en redes sociales y que has querido responder en este libro?
ÁQ: Muchas giran en torno al metabolismo: "¿Por qué tengo grasa acumulada si no consumo alimentos grasos?", "¿Es verdad que en la menopausia ya no se puede adelgazar?". También sobre dietas: "¿Es necesario pasar hambre para bajar de peso?", "¿Debo tomar suplementos si sigo una dieta?". La realidad es que una dieta equilibrada debe cubrir las necesidades nutricionales sin necesidad de suplementos, salvo en casos específicos.
E: Hablas de la relación entre alimentación y salud mental. ¿Cómo influye lo que comemos en nuestro estado emocional?
ÁQ: Muchísimo. Por ejemplo, el triptófano, un aminoácido presente en las proteínas, ayuda a producir serotonina, el neurotransmisor del bienestar. La serotonina, a su vez, se convierte en melatonina, que nos ayuda a dormir. Si no consumimos suficientes proteínas, podríamos tener problemas de sueño y estados de ánimo bajos. También el estrés juega un papel clave: produce cortisol, que en niveles altos puede hacer que el cuerpo utilice la masa muscular como energía, ralentizando el metabolismo y favoreciendo el aumento de peso. Una dieta equilibrada no solo cuida la salud física, sino también la salud mental, tan importante hoy en día.
E: En el libro incluyes menús basados en la "dieta de control de insulina". ¿En qué consiste?
ÁQ: Se trata de equilibrar la ingesta de hidratos y proteínas para evitar picos de insulina. Por ejemplo, si tomamos arroz, pasta o legumbres, debemos acompañarlos con una fuente de proteína en un 50%. Un ejemplo clásico es el modelo japonés: mezclan hidratos y proteínas de forma equilibrada, lo que facilita la digestión y evita el letargo tras las comidas. Cuando sales de comer en un japonés te sientes bien. Además, también es importante incluir grasas saludables, como aceite de oliva, frutos secos y pescado azul pequeño, para absorber ciertas vitaminas liposolubles. Pero como todo, el equilibrio es fundamental.
E: Existen mitos sobre beber agua durante las comidas y el consumo de frutas. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
ÁQ: No hay problema en beber agua durante las comidas si se hace con moderación. Además, no solo nos hidratamos con agua, sino también con frutas, verduras, caldos e infusiones. Respecto a las frutas, algunas tienen alta carga glucémica, como plátano, mango o uva, y elevan rápidamente los niveles de glucosa en sangre. No hay que demonizarlas, pero es mejor combinarlas con una proteína para reducir su impacto glucémico. La clave está en el equilibrio durante las comidas, algo de hidrato, proteinas...
E: Hablas de "entrenar el metabolismo", pensaba que la persona nacía con uno y ya está, pero ¿cómo podemos hacerlo?
ÁQ: El metabolismo basal es la energía que el cuerpo gasta en reposo, si estás sentada en el sofá todo el día tu cuerpo aún así gasta energía, evidentemente cada cuerpo consumirá una cantidad u otra. Aumentarlo requiere cuidar la masa muscular a través de tres pilares: ejercicio, alimentación adecuada y gestión del estrés. El ejercicio, especialmente el de fuerza, es clave. También hay que consumir suficientes proteínas, ya sean de origen animal o vegetal. Y, por último, controlar el estrés, porque el cortisol elevado destruye masa muscular y ralentiza el metabolismo.
E: Sobre los frutos secos, algunos dicen que son beneficiosos y otros los evitan. ¿Cuál es tu postura?
ÁQ: Son una fuente de grasa muy saludable, pero hay que tomarlos con moderación. No es lo mismo comer un puñado de frutos secos naturales que consumirlos fritos o garrapiñados. Prefiero recomendar nueces, ya que suelen venderse crudas sin aditivos.
E: ¿Para quién está dirigido este libro? ¿Puede seguirse en cualquier etapa de la vida?
ÁQ: Sí, aunque también incluyo pautas específicas para diferentes edades, como la adolescencia o la menopausia. Sin embargo, personas con patologías graves deberían consultar con un especialista antes de aplicar cualquier plan.
E: Hablemos de trastornos alimentarios en adolescentes. ¿Cómo se puede fomentar una relación saludable con la comida sin caer en la obsesión?
ÁQ: Hay que normalizar la alimentación sin convertirla en un castigo o recompensa. Un error común es usar la comida como premio: "Si te portas bien, te llevo a comer a tal sitio". Esto crea asociaciones poco saludables desde la infancia que pueden afectar en la adultez.
E: Ya has publicado cinco libros. ¿Cómo ha sido tu evolución como escritora?
ÁQ: Nunca me imaginé escribiendo, pero me propusieron el primer libro y resultó ser un éxito. Desde entonces, he mantenido una disciplina: escribir cada mañana de 5 a 8. A veces avanzo poco, pero la clave es la constancia.
E: ¿Una última recomendación para quienes quieran mejorar su alimentación?
ÁQ: Planificar un menú semanal y hacer una lista de la compra. Tener los ingredientes adecuados en casa evita improvisaciones poco saludables. Pequeños cambios sostenidos hacen una gran diferencia. Yo tengo preparados 3 menús con su lista de la compra definida y los voy rotando. Esto no quiere decir que no nos lo podamos saltar, si hay alguna celebracion especial y decidimos salir a comer fuera, está genial; pero que no sea porque no sé qué cocinar. Tener un menú semanal quita muchos quebraderos de cabeza.