Zaragoza
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Si los seguidores del Real Zaragoza están muy presentes en la provincia de Huesca y en la capital vecina, también los hinchas de la Sociedad Deportiva Huesca se pueden encontrar en la ciudad del Ebro. Para todos ellos, igual que para el resto de aficionados, el partido de este sábado es especial, aunque este año vaya a ser algo "descafeinado".

No es difícil cruzarse con seguidores del Huesca en Zaragoza, ya que la capital aragonesa cuenta con muchos oscenses en sus calles. Estudiantes, trabajadores… Por ello, son muchos los azulgranas que viven en la ciudad y no esconden el amor por su equipo.

Sin embargo, más difícil es encontrar seguidores del Huesca nacidos en Zaragoza, sin raíces en el Alto Aragón, ni familiares que les hayan inculcado ese sentimiento. Este es el caso de Marcos Clemente, un joven de 19 años cuya pasión es animar cada semana a su querido Huesca.

A la hora de explicar cómo surgió ese amor, Marcos relata que siempre le había gustado "el fútbol modesto y humilde". Entonces, recuerda que una vez estaba viendo la televisión y emitían el partido del Huesca.

Amante de los partidos menos mediáticos, se quedó a verlo: "Fue hace años, en 2015, cuando el Huesca jugó ante el Racing de Ferrol en unos 'playoffs' de ascenso a Segunda".

Por esa época este protagonista todavía era pequeño, pero le gustó y empezó a seguir al Huesca, creciendo cada vez más su simpatía. Cuando cumplió los 18 años, por fin, pudo hacerse abonado del equipo y acudir a El Alcoraz, concretamente, a la grada de animación.

"En mi casa no les gusta el fútbol, no eran del Zaragoza, no tenía ningún condicionante de ser de ningún equipo", explica el joven. De esta forma, tampoco tenía opciones de subir a la provincia vecina a ver a la S.D. Huesca. Ahora, puede hacerlo en tren y ya conoce otros que, como él, lo hacen.

Rivalidad

Marcos Clemente no esconde que sigue al Real Zaragoza, por lo que para él la rivalidad que se ha creado no es un problema. Eso sí, reconoce que ha crecido en los últimos años, pero, incluso, piensa que cuando los blanquillos suban a Primera División, eso se acabará.

Además, lleva con mucha normalidad ser del Huesca en la ciudad, aunque pueda ser "raro" al ser un equipo más pequeño, con menos masa social.

En una ocasión, hace no mucho, vivió una anécdota que le sorprendió: "Iba por la calle con la camiseta del Huesca, después de una derrota, y me gritaron 'jódete, que habéis perdido'", cuenta un poco entre risas.

Y aunque no suele hablar mucho de fútbol con sus amigos, reconoce que estos alguna vez le dicen que van a descender, para tratar de molestarle. "Yo les digo que seremos muy malos, pero que siempre quedamos igual", declara.

En días como el del duelo aragonés entre la S.D. Huesca y el Real Zaragoza y con aficionados como Marcos, queda demostrado que el fútbol y la deportividad termina ganando. Que todos tienen espacio y que el orgullo de pertenecer a Aragón es compartido.