Madrugar este viernes no ha sido un problema para los miles de zaragocistas que se han dado cita en La Romareda. Era una jornada, un día especial. No siempre se puede ver entrenar a tu equipo en vivo y en directo en tu estadio, poder sentir su cercanía, chocar el puño con tus ídolos o mostrarles tu apoyo. De hecho, la última vez fue hace nueve meses.
Aun así, hoy era todavía más especial. Aunque el regreso oficial a La Romareda será este domingo, este viernes muchos han podido atravesar los muros del estadio del Real Zaragoza tres meses después y volver a sentir la magia de La Romareda, una esencia que perdurará siempre, por muchas obras que haya o por mucho que cambie su imagen.
Pasadas las 9.30 se abrían las puertas, pero las camisetas del Real Zaragoza esperaban desde mucho antes en los aledaños. En el tranvía y en los autobuses la presencia de los colores del club en las prendas demostraba que no era un día cualquiera.
Los más puntuales aprovechaban para fotografiarse con los jugadores en su entrada al campo y en los minutos previos a la hora las largas filas rodeaban la entrada. Cuando se abrían las puertas, los asistentes corrían en avalancha para entrar y coger el mejor sitio en la grada. Conforme entraban al Gol Norte muchos se asombraban mientras miraban al frente y contemplaban el Gol Sur demolido, así como la nueva lona.
Tras la espera, los jugadores saltaban al césped aplaudidos por el zaragocismo, que seguía accediendo a La Romareda. Muchos niños y adolescentes, que todavía no han vuelto a clase, pero también adultos y mayores se daban cita y aprovechaban la iniciativa del club.
Así pues, el fondo Norte se llenaba de todo tipo de camisetas del Real Zaragoza y múltiples pancartas, las de Liso y Soberón aguardaban en la rampa de salida de los futbolistas. Los jugadores sentían el calor, pero también el técnico Víctor Fernández.
Empezaba tímida la afición, pero poco a poco se iba animando y arrancaban algunos cánticos: "Ale, Zaragoza, ale, ale" o "moverse, maños, moverse". Aunque principalmente, los seguidores mostraban su apoyo a Poussin, que sonreía y les devolvía el saludo.
En lo futbolístico, volvían a pisar la hierba los mismos protagonistas que en la jornada del jueves. Las ausencias se mantenían en Femenías, Aketxe, Adu Ares y Samed Bazdar.
Tras unos toques y ejercicios, el Real Zaragoza empezaba con las jugadas y los disparos a portería. Algo que la afición agradecía. En estas, las paradas de Cristian o de Poussin eran coreadas, también el primer gol de la mañana, de Iván Azón, que daba paso a un cántico para el delantero maño.
Alberto Marí se unía a las dianas, también Keidi Bare y los 2.500 aficionados disfrutaban y se saciaban las ganas de ver a su equipo debutar en casa este próximo domingo.
Una vez más, la afición del Real Zaragoza no falla, no lo ha hecho nunca, tampoco en este comienzo del duodécimo año en Segunda División con desplazamientos masivos, y tampoco lo hará en el duelo frente al Elche, a pesar de vivir un momento histórico por la demolición de La Romareda.