La automoción aragonesa no es ajena al momento de incertidumbre que vive el sector a nivel mundial. La transición al vehículo eléctrico no está cogiendo la velocidad que se requiere para compensar las grandes inversiones que se están acometiendo, e incluso Volkswagen podría cerrar tres plantas en Alemania y ejecutar miles de despidos.
En Aragón, el presente está marcado por la calma tensa hasta que Stellantis confirme la instalación de la gigafábrica de baterías en Figueruelas. Para ello, necesita el visto bueno del Gobierno chino a la join venture con la tecnológica CATL, que será su socio en esta inversión milmillonaria. Como apoyo, el Gobierno de España ya ha notificado ayudas públicas por casi 200 millones de euros.
Mientras, la multinacional ha anunciado esta semana la cancelación del turno de noche del área de montaje y acabado final por el descenso de ventas del coche eléctrico, lo que supondrá la reubicación de unos 300 trabajadores. Este verano, Figueruelas dejó de producir dos de sus modelos de combustión, el Crossland X y el C3 Aircross, para iniciar el montaje del Peugeot 208 y el Lancia Ypsilon, ambos en sus versiones eléctrica y de gasolina.
Así, desde el Clúster de la Automoción (CAAR) confían en que una pronta confirmación de la adjudicación de la plataforma STLA Small a Figueruelas sea un "empujón" también para la industria auxiliar. "Normalmente, un año antes de que salgan nuevos modelos comienzan las inversiones y pruebas, por lo que puedes aguantar los proyectos e iniciar nuevas inversiones", resalta su gerente, David Romeral.
Mientras se confirme, en el Clúster ven "vaivenes" en la producción, que abocan a un periodo "más valle" en el que las empresas deberán adaptarse a la situación del mercado. "Se percibe, en general, que 2025 será más flojo que el 24. La incertidumbre hace que el consumidor se retraiga, y todavía más con la apuesta por la electromovilidad", apunta Romeral.
La decisión de Stellantis coincide con los ajustes aplicados en los últimos meses por dos auxiliares, Bosal, en Pedrola, y TI Automotive, en Tauste, por las pérdidas de sus respectivos clientes. El primero se cerró con un ERE a 131 trabajadores, mientras que las negociaciones con el segundo han arrancado con una propuesta de 60 despidos, que los sindicatos van a intentar convertir en ERTE.
En Tauste, el foco del conflicto estaría en las previsiones realizadas por la Dirección. Además, la representación de la plantilla ha solicitado información sobre la “deslocalización” de una parte de la producción y la venta de maquinaria a otra planta del grupo en Marruecos. “La empresa se excusa en que estas medidas son cambios avalados por la multinacional, aunque sin ofrecer explicaciones detalladas”, informan desde la representación sindical.
Unos movimientos que los sindicatos achacan a “causas diferentes” y que “no se pueden relacionar entre sí”, si bien el secretario general de UGT en Aragón, José Juan Arcéiz, reconoce que el sector va a afrontar unos años “valle”. “Hoy no lo vemos como un problema excesivamente serio, pero sí creen que en los dos próximos años, hasta que se termine de adjudicar toda la plataforma STLA, puede ser un momento de valle para el sector y deberíamos estar preparados para que cuando arranque esa nueva plataforma no se haya quedado nadie atrás”, ha apuntado.
Según UGT, la producción del coche eléctrico requiere un 25% menos de puestos de trabajo que los de combustión. Por ello, el sindicato quiere recuperar los fondos Red que se aprobaron para ayudar a diversos sectores durante la pandemia. “No estaría de más que esos fondos Next Generation, que todavía están sin adjudicar, se repartan pero dirigidos a comprar nueva tecnología”, ha añadido Arcéiz.