La economía aragonesa resistió en 2023 de forma “sobresaliente” al endurecimiento de la política monetaria para contener la expansión de la inflación y la subida de los precios. El PIB de la Comunidad volvió a crecer por encima de la media nacional, en un 2,8% que se espera mantener en el presente año, aunque la incertidumbre global, los efectos de la DANA en Valencia y los “nubarrones” sobre la automoción podrían generar efectos negativos.
Así lo recoge el último informe de la Cámara de Comercio e Ibercaja, que muestra las virtudes de la economía aragonesa para competir en un año marcado por la subida de los tipos de interés para frenar la subida del IPC. No en vano, continuaron elevándose hasta el mes de septiembre, cuando alcanzaron el 4,5%, lo que consiguió apaciguar un IPC que pasó del 9% de 2022 al 3% con el que finalizó 2023.
Este buen comportamiento de la economía aragonesa se fundamenta en las exportaciones, la inversión empresarial y el dinamismo del empleo. De hecho, finalizó 2023 como la tercera comunidad con menor tasa de paro, con el 8,58%, sólo por detrás de País Vasco y Cantabria, aún creciendo la población activa, es decir, el número de personas dispuestas a trabajar. “Es muy positivo y no siempre ocurre. La inmigración está influyendo de forma importante”, ha resaltado el catedrático Marcos Sanso, autor del informe.
Paralelamente, la expansión del comercio exterior ya supone más del 40% del PIB aragonés y en 2023 volvió a batir su récord de ventas, con 17.600 millones de euros. No obstante, por primera vez desde 2006 se ha registrado un déficit de 970 millones en la balanza comercial, propiciado por la compra de bienes de equipo. “La fuerza de la inversión ha hecho que aumente mucho la demanda de bienes de equipo para esos proyectos”, ha explicado Sanso.
Sin embargo, la situación de la automoción provocada por la lenta transición al vehículo eléctrico asoma cierto temor, no sólo en la industria aragonesa, sino por todo el continente. “Vemos cosas un poco raras en Alemania. La sensibilidad de la economía por ese sector es alta y podría verse resentida de inmediato si empieza a haber disminución de actividad y exportaciones, y podría afectar al empleo”, ha asegurado el catedrático.
Por otro lado, desde el informe se ponen algunos “deberes” a la Comunidad, como el alto endeudamiento del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza, que “progresa, pero poco”, y recuperar los 4 sectores -de 23 analizados- que no alcanzan todavía la productividad que tenían en 2006.
Efectos de la DANA
Mientras, desde la Cámara de Comercio se mira fijamente hacia los efectos de la DANA en Valencia, tanto para canalizar los mecanismos de ayuda como a la hora de analizar las consecuencias en la economía. Desde la entidad, además, detectan un “cierto caos” en la solidaridad de empresas y ciudadanos, por lo que tratarán de “canalizarlo de manera ordenada”. “Los alimentos ya no son la primera necesidad, sino la maquinaria para entrar”, ha valorado el director general de la Cámara, José Miguel Sánchez.
En términos económicos, en la Cámara reconocen que las relaciones comerciales son “importantes” con la Comunidad Valenciana, aunque sin alcanzar los niveles con Cataluña. “Afectará negativamente, seguro. Habrá empresas que tarden en estar productivas y tardarán en recuperar la demanda. No será demasiado, pero seguro que afectará”, ha añadido Sanso.
Ante ello, desde la Cámara no dudan que la prioridad ahora es ayudar a Valencia "sin importar el déficit", pero no es óbice para afrontar las "reformas estructurales" que, a su juicio, necesita el país, fundamentalmente en las pensiones, la sanidad o la vivienda. "Si no aprovechamos este momento de crecimiento, cuando vuelva a pasar una pandemia, será dificilísimo", ha advertido Sánchez.