A raíz de la ideología del Cambio Climático y de la Sostenibilidad, en los últimos años, se ha acuñado el término inglés greenwashing, que en español sería algo así como un ‘blanqueamiento verde’. Este concepto quiere reflejar el intento de una empresa para orientar su imagen pública hacia la protección de la ecología, mientras que sus actividades realmente van en contra del medio ambiente.

Este pasado verano, conocimos la creación de la Cátedra “Forestalia en Energías Renovables y Competitividad Industrial”, en la Universidad de Zaragoza (UNIZAR), en virtud de un convenio entre esta Universidad y la empresa Forestalia.

A la luz de ese anuncio, un grupo importante de catedráticos e investigadores de la Universidad de Zaragoza dirigió una carta al Rector, para expresar su malestar por el papel protagonista que Forestalia ha tenido en el despliegue desordenado de macroproyectos de energías renovables en Aragón, y en los graves impactos medioambientales y socioeconómicos que estos están generando en esta Región.

Ante la emisión de esta carta, y dado que el Rector es responsable de autorizar los convenios de colaboración en los que intervenga algún departamento, desde Vox le invitamos a comparecer en las Cortes de Aragón, en concreto en la Comisión de Empleo, Ciencia y Universidades, para conocer los detalles de la constitución de esta cátedra de Forestalia.

Forestalia es un conglomerado de más de 800 compañías instrumentales con domicilio social en Madrid; sus derechos de conexión a la red de transporte están en Cataluña, País Vasco y Comunidad Valenciana, y sus proyectos son vendidos, a fondos de inversión extranjeros como el danés Copenhagen Infrastructure Partners. Un tipo de práctica especulativa por la que un promotor desarrolla un parque de renovables mediante empresas instrumentales, con un sobrecoste comercial, que se repercutirá en las tarifas a los consumidores.

Además, esta carta destaca que el organigrama de “Forestalia se ha nutrido básicamente de abogados y administrativos, cuyo papel ha sido ejercer de lobby ante el Gobierno de Aragón y el Gobierno de España, y persuadir a los ayuntamientos y a los propietarios afectados para allanar el camino a sus proyectos. El nivel científico y técnico de los documentos de impacto presentados por Forestalia era sencillamente bochornoso, denotando un desconocimiento profundo del medio físico y biótico de los territorios afectados (geología, relieve, hidrología, flora y fauna…), así como un sesgo intencionado hacia la minusvaloración de las afecciones al paisaje y al patrimonio”. Por este motivo, las asociaciones medioambientales han interpuesto varias demandas administrativas contra el grupo Forestalia.

A principios de este año 2024, en la Comisión de Investigación de Renovables en estas Cortes de Aragón, varios alcaldes, no precisamente de Vox, declararon que, “responsables comerciales de esta empresa (Forestalia) estuvieron ejerciendo presiones a los propietarios de terrenos que se oponían a esas instalaciones, llegando a amenazarles hasta con expropiaciones”. En base a esta afirmación, desde Vox nos preguntamos si una empresa con este tipo de prácticas comerciales puede servir de modelo de ‘Competitividad Industrial’ en una Universidad.

Sin embargo, esta no es la primera vez que Forestalia se vale del prestigio de la Universidad de Zaragoza, como coartada para promocionar su negocio especulativo. En el año 2021, el Clúster de la Energía, del que formaba parte Forestalia, contrató a UNIZAR un informe titulado: “Impacto ambiental, social y económico de los proyectos de energías renovables eólicos y fotovoltaicos en Aragón”. Este informe iba encaminado a defender el despliegue acelerado de las energías renovables ‘estimando’ las ventajas, que el despliegue de estas energías, iban a representar para Aragón en los siguientes años.

En este estudio se minimizaba el impacto real sobre el medioambiente de esas instalaciones, mientras se maximizaban, injustificadamente, los beneficios económicos y sociales.

Un modelo creado por la Universidad, aunque basado en hipótesis inducidas por el Clúster, que se utilizó para convencer a muchos políticos, del gobierno de Lambán, para emprender un proceso acelerado y caótico de parques de energía de renovables sin considerar el impacto medioambiental y paisajístico.

Forestalia es una empresa que desde el año 2016, utilizó la práctica de las “puertas giratorias”, traspasando a 13 altos cargos del Gobierno de Aragón a su grupo empresarial, como quedó demostrado en la Comisión de Investigación de Energías Renovables de las Cortes de Aragón.

En esta misma Comisión de Investigación se constató que las consultoras subcontratadas por el INAGA, para realizar los preceptivos informes de impacto ambiental, pertenecían a la esfera de Forestalia. En un claro fraude al cumplimiento del reglamento de incompatibilidades del Gobierno de Aragón.

No albergamos dudas, se están denunciando verdades como puños. Sólo nos cabe preguntar qué beneficio obtiene UNIZAR para prestarse al Greenwashing con Forestalia.