En toda Europa, los pueblos con una historia ligada a la brujería han capturado la imaginación de visitantes y estudiosos por igual. Estas localidades, envueltas en leyendas de aquelarres, hechizos y persecuciones, se han convertido en destinos turísticos de gran atractivo. Los viajeros buscan adentrarse en estos rincones cargados de misterio, donde la realidad histórica y la fantasía se entrelazan, creando una atmósfera única que invita a explorar sus calles y antiguas edificaciones.
El interés por estos pueblos no solo radica en su fascinante pasado, sino también en la manera en que han sabido preservar y celebrar su legado. Muchos de ellos han convertido sus leyendas en parte fundamental de su identidad, organizando festivales temáticos, rutas guiadas y museos dedicados a la brujería. Este enfoque ha revitalizado estas comunidades, atrayendo a turistas interesados en conocer más sobre las historias de brujas y la cultura popular que las rodea, convirtiendo así la oscuridad de su historia en una luz que guía a nuevos visitantes.
Existe un pequeño pueblo en la provincia de Zaragoza que destaca por ser uno de los lugares más misteriosos de España, se trata de Trasmoz. Su historia está marcada por conflictos con la Iglesia, excomuniones y leyendas de brujería, lo que lo ha convertido en el único pueblo excomulgado y maldito en todo el país.
Un pueblo excomulgado y maldito
La excomunión de Trasmoz se remonta al siglo XIII, cuando los conflictos entre el pueblo y el Monasterio de Veruela por recursos como la leña y el agua llevaron a su separación definitiva de la Iglesia Católica. En 1255, los vecinos de Trasmoz se revelaron contra el abad de Veruela, no estaban dispuestos a pagar los impuestos ni a ceder la leña tan necesaria especialmente durante los meses del invierno.
Además, por lo que se cuenta, los habitantes del pequeño pueblo tenían negocios fraudulentos en el castillo, aprovechaban el metal de las minas del entorno para acuñar moneda falsa. Ellos mismos promovieron los rumores de brujas y magia para que los curiosos no se acercaran a la zona. El abad y toda la comunidad del Monasterio de Veruela al verse burlados, se pusieron furiosos y convencieron al obispo de Tarazona para que promoviera la excomunión.
La tensión entre el pueblo de Trasmoz y el Monasterio de Veruela, no quedó ahí. Pasados los años, en 1511 hubo otra disputa, en esta ocasión por el uso del agua. El abad se presentó en el castillo y desde allí con voz potente lanzó una maldición sobre el pueblo, recitando el Salmo 108, conocido por su carácter condenatorio. Meses después el castillo sufrió un terrorífico incendio. Esta maldición nunca ha sido levantada, y hasta hoy, Trasmoz sigue siendo considerado un lugar maldito.
Además de su excomunión y de su maldición, Trasmoz es conocido por sus historias de brujería. Durante la Edad Media, se decía que el pueblo era un refugio para las brujas, pues se encuentra a los pies del Moncayo, lo que ofrecía una rica vegetación, para sus brebajes y potingues. Al estar excomulgado y maldito, quedaba fuera del dominio eclesiástico y de la Inquisición. Estas historias han perdurado y hoy en día, Trasmoz celebra festivales que recuerdan estas leyendas, atrayendo a turistas y curiosos por su oscuro pasado.
Feria de brujería
Todos los meses de julio, se celebra en Trasmoz la Feria de Brujería, Magia y Plantas Medicinales del Moncayo. Durante la presentación de la edición de este 2024, el alcalde, Jesús Andía, destacó la "implicación" de los menos de cien vecinos censados en el pueblo para organizar un programa que busca atraer "turismo familiar" con actos para entretener a todo el mundo.
La localidad zaragozana lleva 22 años celebrando esta Feria declarada de Interés Turístico de Aragón. Cada año reúne a unas 5.000 personas que participan en las actividades de un completo programa: visitas al castillo, mercado medieval, paseos a caballo, espectáculos de fuego y hasta una representación de la maldición.
Béquer y Trasmoz
El famoso poeta Gustavo Adolfo Béquer, no solo escribió sobre amor y golondrinas, también sobre magia y grujas. Se dice, que el aura misteriosa de Trasmoz inspiró al famoso escritor, quien plasmó la esencia del pueblo en sus relatos. Bécquer pasó un tiempo en el cercano Monasterio de Veruela y quedó fascinado por las historias de brujas y maldiciones, lo que lo llevó a escribir obras como "La Tía Casca", una historia sobre una hechicera del pueblo.
Desde el monasterio de Veruela, Béquer también escribió "Cartas desde mi celda". Se alojó allí durante el invierno de 1864 y parte de la primavera; en abril volvió a Madrid e hizo entrega de algunas cartas y al menos una leyenda (La rosa de pasión) que fueron apareciendo en El Contemporáneo entre mayo y julio de aquel año.
Hoy, Trasmoz sigue siendo un destino fascinante para quienes buscan explorar un lugar cargado de historia y misterio, donde cada rincón susurra historias de tiempos pasados.