Zaragoza

El chocolate, en cualquiera de sus formas, es una verdadera delicia que despierta los sentidos. Desde su aroma intenso hasta su textura suave y cremosa, cada bocado es un placer para el paladar. La transformación de los granos de cacao, al chocolate que tomamos ahora, tiene una bonita historia detrás, y Aragón forma parte de ella.

El Diccionario de la Lengua Española indica que “chocolate”  deriva del náhuatl xocoatl: xoco (amargo) y atl (agua). Con la Conquista, a la bebida xocoatl se le añadieron nuevos ingredientes, unos monjes zaragozanos consiguieron reducir el amargor y hacerlo dulce. 

Además, está científicamente demostrado que tomar chocolate libera endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad, lo que explica por qué nos sentimos tan bien al disfrutar de una taza caliente de chocolate. 

Si hablamos de tazas de chocolate caliente, pocos placeres se comparan con ese primer sorbo. Es una bebida que, con su consistencia espesa y su sabor profundo, no solo calienta el cuerpo, sino también el alma. Y cuando a esta bebida celestial se le añaden unos crujientes churros recién hechos, la combinación es irresistible.

En el pequeño pueblo de Nuévalos, en la provincia de Zaragoza, se preparó la primera taza de chocolate caliente en Europa, un hito que marcaría la historia de esta bebida en el continente. Aunque el chocolate proviene originariamente de América, su llegada a España y su posterior expansión se deben, en gran medida, a la intervención de misioneros y conquistadores españoles.

Historia del chocolate

Uno de los protagonistas clave de la historia de la primera taza de chocolate, fue el monje Jerónimo de Aguilar. Después de ser capturado por los mayas en la Península de Yucatán, Aguilar vivió entre ellos durante varios años y aprendió sus costumbres, entre las cuales estaba el consumo de cacao. Más tarde, fue liberado y regresó a la vida española, donde su conocimiento sobre esta bebida exótica fue transmitido a los círculos eclesiásticos, quienes, curiosamente, tuvieron un papel importante en la introducción del chocolate en Europa.

El Monasterio de Piedra, cercano a Nuévalos, es donde se considera que se preparó por primera vez una taza de chocolate caliente en el continente. Los monjes cistercienses de este monasterio tuvieron acceso a esta novedad traída de las Américas, y fueron ellos quienes dieron los primeros pasos para adaptarlo al paladar europeo. Se dice que en torno a 1530, con la llegada de esta novedosa bebida, los monjes del Monasterio de Piedra comenzaron a experimentar con el cacao y lo transformaron en una bebida cálida y reconfortante, distinta de las versiones frías y amargas que se consumían en América​. Con miel, azúcar y canela prepararon las primeras tazas de chocolate caliente.

Granos de cacao. Pixabay

Con el tiempo, esta bebida ganó popularidad en España y en el resto de Europa, donde su dulzor y carácter estimulante cautivaron a las clases altas. Gracias a los jesuitas y, sobre todo, a las infantas españolas que acabaron casándose con reyes y nobles de otros países, el chocolate acabó expandiéndose por Europa, principalmente por Italia y Francia.

Hoy en día, el chocolate caliente es un símbolo del patrimonio culinario de España, y Nuévalos se mantiene en la historia como el lugar donde se escribió el primer capítulo europeo de esta deliciosa historia.

Chocolaterías en Zaragoza

Zaragoza, con su deliciosa tradición, cuenta con varias chocolaterías icónicas que siguen deleitando a locales y turistas por igual. Entre ellas destacan:

La Fama: Fundada en 1852, La Fama es una de las chocolaterías más antiguas y respetadas de Zaragoza. Es famosa por su chocolate a la taza espeso y delicioso, ideal para acompañar con churros. Sus recetas tradicionales y la calidad de sus productos han hecho que esta chocolatería sea un referente en la ciudad durante generaciones. Ubicada en pleno centro, sigue siendo un lugar de visita obligada para los amantes del chocolate.

La Bombonera Oro: Esta chocolatería es sinónimo de tradición y artesanía. Ubicada también en el corazón de Zaragoza, se especializa en bombones y chocolates de alta calidad.

Desde su fundación en 1929, La Bombonera Oro ha mantenido un compromiso con el uso de ingredientes selectos y técnicas artesanales, lo que le ha ganado la fidelidad de los zaragozanos. Su selección de bombones es ideal para aquellos que buscan un capricho elegante y delicioso.

Bombonera Oro. null

Churrísimo: Aunque más reciente, Churrísimo ha ganado gran popularidad en Zaragoza gracias a su propuesta moderna y sabrosa. Especializado en churros, esta cafetería-chocolatería ofrece un chocolate a la taza suave pero intenso, perfecto para mojar sus churros crujientes y de sabores.

Su concepto innovador y su ambiente acogedor lo han convertido en un punto de encuentro para quienes buscan disfrutar de esta combinación clásica con un toque contemporáneo.

Estas tres chocolaterías reflejan la diversidad y la riqueza de la tradición chocolatera en Zaragoza, desde lo más tradicional hasta propuestas más modernas, pero siempre con un ingrediente común: la pasión por el buen chocolate.