Los sueños se hacen realidad, a veces, más pronto que tarde. Este ha sido el caso de Ixeia Turón, una joven de Zaragoza, que ha visto como a veces hay que coger las oportunidades que se te presentan en el camino para que las cosas salgan bien.
A las puertas de cumplir 25 años, ha levantado la persiana de su propio negocio, la pastelería Edelweiss, ubicada en la calle Félix Latassa, 12, de la capital aragonesa. "Me había planteado en un futuro abrir mi propia pastelería y cuando me enteré me dije: '¿y por qué no? si es lo que me gusta y para lo que valgo?'", explica Ixeia.
El caso de esta joven emprendedora viene motivado tras una llamada inocente de su padre cuando le llegó la noticia de que el antiguo regente de la pastelería se iba a jubilar. Dato que no dejó escapar Ixeia: "Oportunidades así de coger un traspaso de una pastelería con tanto nombre no surgen muchas veces en la vida", reflexiona.
Así, lleva un año con el proyecto en mente y maquinando la idea de lo que hoy ya es una realidad. A pesar de darle un lavado de cara para presentar una imagen más moderna y a su gusto, los productos estrellas se mantienen. Van desde las tradicionales magdalenas, rosquillas o bollería, o los pasteles y lazos de frutas para los fines de semana: "Hemos mantenido lo que va pidiendo la gente", señala.
Aunque lo "de siempre" sigue, la joven pastelera tiene muy claro que quiere añadir nuevos productos a la carta. "Estamos haciendo cruasanes que están tan de moda o tartas de queso, muy demandas estos días", apunta Ixeia.
La presencia de otras pastelerías en Zaragoza le impone, pero lo afronta con ganas y defendiendo la calidad de su producto. "Tenemos el obrador propio, se hace todo casero, a mano. -Explica.- Es una pastelería de toda la vida", recalca la joven pastelera.
Llegar hasta aquí no ha sido fácil con una mezcla de emociones: "Ha sido duro, emocionante y un poco agobiante, se te escapan cosas de las manos por falta de experiencia, pero muy contenta", relata.
Su propia jefa
A pesar de su corta edad, Ixeia Turón tenía muy claro su futuro. "Empecé a estudiar cocina en Guayete, en el Valle de Benasque, y tuve una profesora que me inculcó muchas cosas y me empezó a picar el gusanillo de la pastelería", rememora. Después de ahí continúo formándose en diferentes cocinas de Huesca y Barcelona antes de venirse de nuevo a casa.
Ahora, ha dejado de ser ayudante para pasar a ser su propia jefa. "Da un poco de vértigo, pero por suerte, tengo mucha ayuda de mi familia que me guía cuando lo necesito", señala la joven.
Mientras habla, su padre se encuentra trasteando por el obrador y su hermano es un pilar esencial porque le ayuda con los contenidos de redes sociales. Además, cuenta con un chico contratado para atender la tienda mientras ella trabaja en el obrador. Aunque tiene planteado ampliar la plantilla de cara a Navidad.
Las puertas se abrieron de nuevo el 3 de septiembre y valora "muy positivamente" la acogida por parte de los vecinos: "Se han llevado la sorpresa de ver caras nuevas, pero se acercan y te felicitan", relata Ixeia.