Una persona puede llegar a vivir más o menos bien a 4.000 metros de altitud. Hay un límite en la adaptación del cuerpo y es que a altitudes superiores a los 8.000 metros se encuentra la llamada zona de la muerte, o lo que es lo mismo el límite donde ningún cuerpo humano puede aclimatarse.
En Perú se encuentra la Rinconada, el pueblo más alto del mundo a 5.400 metros, donde para subir hay que tomar precauciones por la dificultad de respirar. En España no hay ninguna población que corra riesgo de salud por su altura, los pueblos aquí no son tan altos pero si muy variados en cuanto al entorno: costeros, de montaña, en bosques, al lado de ríos y hasta en desiertos.
El título al pueblo más alto de España se lo disputan 3 localidades, pero si se obedecen ciertos requisitos, no hay duda de que el que ostenta ese puesto es Valdelinares en Teruel, y a 1.692 metros sobre el nivel del mar.
Los otros dos pueblos que disputan el primer puesto son Vilaflor de Chasna, en Tenerife y Pradollano, en Granada. El punto más alto de la localidad tinerfeña alcanza los 2.484 metros sobre el nivel del mar, pero su núcleo urbano se encuentra realmente a 1.434 metros de altura.
Los granadinos sí que viven a 2.078 metros sobre el nivel del mar, pero este núcleo urbano no es un pueblo, es una pedanía, perteneciente a la localidad de Monachil. Así que oficialmente, no es un pueblo. Por lo que Valdelinares ostenta el título del pueblo más alto de España con todas las de la ley.
Valdelinares
En el corazón de la provincia de Teruel, Valdelinares se erige con orgullo a 1.692 metros sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en el pueblo más alto de España. Esta altitud no solo lo distingue en los mapas, sino que también marca profundamente su carácter, su clima y su forma de vida.
La altitud de Valdelinares es su seña de identidad. Situado en plena Sierra de Gúdar-Javalambre, este pequeño pueblo, con apenas un centenar de habitantes, es un ejemplo vivo de la relación íntima entre el ser humano y la montaña. Vivir a casi 1.700 metros implica mucho más que unas vistas espectaculares: todo, desde el clima hasta la economía, está condicionado por la altitud.
En Valdelinares, los inviernos son más largos y fríos que en otras partes de la península. Las bajas temperaturas (han llegado a marcar los 24 grados bajo cero), sobre todo en los meses de invierno, atraen a aficionados al esquí, ya que la nieve es una constante en su paisaje. De hecho, la cercanía a la estación de esquí de Valdelinares es uno de los principales atractivos turísticos del municipio.
La altitud no solo determina el clima, también impacta directamente en las actividades económicas de la zona, espacialmente la agricultura y la ganadería. A 1.692 metros, el ciclo agrícola es diferente.
Las bajas temperaturas reducen la variedad de cultivos posibles, favoreciendo aquellos que se adaptan a climas fríos, como la patata o algunos cereales. La ganadería, sobre todo ovina, se adapta mejor a estas condiciones extremas, lo que ha permitido que la producción de lana y carne de cordero sea una de las actividades principales.