Zaragoza

Fue en 1958 cuando se celebró por primera vez la tradicional Ofrenda de Flores. Desde entonces, han pasado 66 doces de octubre con diferentes temperaturas. En algunos años los rayos de sol iluminaron el cielo y, en otros, la lluvia entorpeció el paseo hasta la virgen, aunque siempre se ha terminado (a excepción de 2020, por circunstancias ajenas al tiempo).

Este año, la Ofrenda pretende ser histórica, con una duración de 17 horas y una participación de más de 1.000 grupos. Una preparación y organización como nunca vista que ya tiene todo preparado para el día grande de las Fiestas del Pilar. Solo queda una cosa en el aire: ¿lloverá o no?

Aunque si bien es cierto que pocas han sido húmedas, no es extraño que, siendo un mes otoñal, las temperaturas se vuelvan frías y bochornosas. La previsión para este sábado, según marca la Agencia Estatal de Meteorología, es de lluvias en un 60% por la mañana y en un 50% por la tarde.

Sin miedo al agua

No obstante, la lluvia no parece ser un problema para los zaragozanos. De hecho, no sería la primera vez que una marea de paraguas pasea por la ciudad hasta llegar a la Virgen. Ejemplo de ello fueron los años de 2010, 2012 o 2015, cuando una intensa lluvia protagonizó las jornadas pilarescas. 

Pero, si bien el agua es un estorbo para muchos, días del Pilar solo uno al año, por lo que "no es una preocupación, ni un problema", y así lo aseguran desde Zaragoza Cultural. De momento, "se espera aire y bochorno", apuntan desde la organización, por lo que "no hay por qué alarmarse". 

Aunque si se recuerdan los últimos episodios de agua en la capital, con inundaciones en varias zonas de la ciudad, la cosa podría ponerse seria. ¿Qué pasaría si vuelve a caer un aguacero en Zaragoza? "Siempre se va a priorizar la seguridad de los ciudadanos, en cualquier caso se tomarían medidas en el momento en el que se dé la situación", han puntualizado.

Así que, si no hay peligro, lo cierto es que "nieve o llueva la Ofrenda se hace igual y la Virgen al final del día vestirá de flores". Pero, si vuelve a caer un torrente de agua en la ciudad, "habría que echar mano de un plan B", concluyen.