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Los paisajes oscenses, en pleno corazón del Pirineo Aragonés, ofrecen una de las estampas más impresionantes de España, especialmente en otoño. Durante esta estación, las montañas, valles y bosques de la provincia de Huesca se tiñen de dorados, ocres y rojos, creando un escenario ideal para quienes buscan conectar con la naturaleza haciendo excursiones por senderos impresionantes.

El otoño es una de las épocas más recomendadas para disfrutar de excursiones en familia por la naturaleza aragonesa. Los senderos, más tranquilos y serenos que en verano, son perfectos para realizar caminatas al aire libre, rodeados por el cambio cromático que los árboles y plantas van ofreciendo con la llegada de los primeros fríos.

Además, la suavidad del clima otoñal, junto con la menor afluencia turística, permite que las familias se adentren en la naturaleza sin prisas, disfrutando de picnic al aire libre y de la observación de fauna y flora autóctona. Uno de los destinos más impresionantes para disfrutar de esta época es la Selva de Oza, un rincón mágico en el extremo occidental del Pirineo Aragonés.

Desde los valles más recónditos del Pirineo, como el de Hecho, hasta las vastas llanuras de la comarca del Somontano, el paisaje es diverso y cambiante. La riqueza de los ecosistemas que pueblan Aragón es tan variada como su geografía, brindando un entorno ideal para los amantes del senderismo, la fotografía de paisajes y el turismo rural.

La Selva de Oza, en el valle de Hecho, se encuentra un sendero perfecto para descubrir la belleza de los bosques frondosos y las aguas cristalinas que lo rodean, brindando una experiencia única a los amantes del senderismo y la naturaleza.

La Selva de Oza: un paraíso natural en Huesca

Ubicada en el Parque Natural de los Valles Occidentales, la Selva de Oza se alza como uno de los espacios más impresionantes y frondosos de Aragón. Este bosque, que parece sacado de un cuento, está rodeado de cimas que alcanzan los 2.700 metros de altitud, creando un entorno único que combina la majestuosidad de las montañas con la serenidad de los paisajes boscosos.

Su frondosidad es tal que, durante el otoño, el verde de los pinos y abetos se entremezcla con los tonos rojizos y dorados de los árboles caducifolios, ofreciendo una estampa inolvidable para quienes recorren sus senderos.

Acceder a la Selva de Oza es sencillo y perfecto para una escapada rápida. La última carretera que se adentra en esta zona, la A-176, finaliza justo en este lugar, brindando un acceso directo al valle de Hecho, donde comienza la aventura.

A diferencia de otros valles pirenaicos como el de Canfranc, la carretera aquí no cruza a Francia, lo que convierte este destino en un lugar más reservado, apartado del bullicio turístico.

El sendero que atraviesa la Selva de Oza es apto para todas las edades, lo que lo convierte en una opción excelente para familias que buscan pasar un día de esparcimiento en plena naturaleza.

Además, el área cuenta con mesas de picnic repartidas por distintas zonas y espacios habilitados para estacionar el coche, lo que facilita la visita sin preocupaciones. A lo largo del recorrido, los caminantes podrán admirar no solo la vegetación y el paisaje de montaña, sino también las aguas que bordean el camino, creando un entorno de calma y belleza.