Zaragoza
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La gastronomía aragonesa es una de las más ricas y variadas de España, famosa por sus ingredientes autóctonos de alta calidad y sus sabores únicos. La autenticidad es una característica de sus platos, que suelen ser sabrosos y contundentes.

El ternasco, la borraja, el jamón de Teruel, el tomate rosa de Barbastro o la trenza de Almudévar son algunos de los productos de la tierra que han traspasado fronteras y enamorado paladares. 

Entre sus platos más destacados se encuentra el ternasco. En Aragón el solomillo de ternasco se toma con vino tinto y melocotón de Calanda. Se trata de una receta sabrosa y tradicional.

Esta receta tradicional de Aragón, el solomillo de ternasco combina la jugosidad de la carne de cordero con el dulzor del melocotón de Calanda y el toque aromático del vino tinto. Este plato, además de fácil de preparar, es una excelente fuente de proteínas, perfecto para una comida equilibrada y llena de sabor.

La época del melocotón suele ser entre mayo y septiembre, si no se cuenta con esta fruta, no pasa nada, se puede acompañar con setas. En Aragón es muy típico el boletus, Teruel cuenta con varios bosques famosos donde los aficionados se pasan horas en busca de esta verdura otoñal.

Solomillo de ternasco con melocotón y vino tinto

El solomillo de ternasco es un corte de cordero joven y tierno, muy popular en Aragón por su sabor suave y su versatilidad en la cocina. Junto a este ingrediente principal, la receta utiliza dos productos de la tierra que elevan el plato a otro nivel: el melocotón de Calanda, con su característico dulzor y aroma, y el vino tinto de la región, que aporta profundidad y matices. 

Ingredientes para 4 personas:

  • 4 solomillos de ternasco de Aragón

  • 1 cebolla

  • 2 dl de vino tinto

  • 1 melocotón de Calanda (o melocotón amarillo si no se dispone de Calanda)

  • 2 dl de caldo de carne

Preparación paso a paso:



Sazonar los solomillos de ternasco con sal y pimienta al gusto. Calentar una sartén con el aceite de oliva virgen extra hasta que esté bien caliente. Añadir los solomillos y freírlos a fuego fuerte, asegurándose de que queden dorados y crujientes por fuera, pero manteniendo la jugosidad en su interior. Este paso le dará una textura exterior crocante muy apetecible.



Con los solomillos aún en la sartén, añadir un chorrito de brandy y flambear para potenciar el sabor de la carne. Este paso es opcional, pero le dará al plato un aroma y sabor únicos. Una vez flameados, retirar los solomillos de la sartén y reservar.





En la misma sartén, aprovechar el jugo que ha quedado de la carne para sofreír la cebolla picada finamente. Cocinar a fuego medio hasta que la cebolla esté transparente y tierna.

Incorporar el vino tinto y el melocotón de Calanda, previamente cortado en juliana. Dejar que el vino se reduzca ligeramente y que el melocotón se impregne del sabor de la salsa, añadiendo un toque dulce y afrutado.

Finalmente, añadir el caldo de carne y dejar que la salsa reduzca a fuego lento hasta alcanzar una textura espesa y brillante. Rectificar de sal y pimienta si es necesario. Solo queda servir en el plato: colocar los solomillos de ternasco en los platos y cubrir con la salsa de vino y melocotón. Para un toque adicional de frescura, decorar con una ramita de tomillo o romero fresco.