Migas caseras con embutido.

Migas caseras con embutido.

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El embutido aragonés poco conocido en el resto de España y con récord: se elabora desde el siglo XVI

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Aragón es una de las Comunidades españolas conocida por su patrimonio histórico, sus ciudades medievales, su imponente naturaleza, gentes, pero también por su deliciosa gastronomía o famosos embutidos. Evidencia de ello, es que el famoso jamón de Teruel es uno de los más exquisitos y de mejor calidad de España y el primero también en lograr la Denominación de Origen en España.

Más allá de este exquisito clásico, las variedades de embutido aragonesas van mucho más allá a través de otras delicias gastronómicas como: la butifarra, la chistorra, la morcilla o el arbiello o por supuesto, la conocida longaniza.

De esta última, es precisamente de la que queremos hablarte. Y es que, la famosa longaniza de Graus, típica de la zona de la Ribagorza (en la provincia de Huesca), es todo un tesoro gastronómico con siglos de historia.

Este tipo de embutido suele estar hecho con carne de cerdo y aderezada con nuez moscada, clavo, tomillo, orégano y vino. Suele comerse de muchas formas diferentes y dentro de muchos platos típicos, además de con patatas o a la brasa. Uno de los productos típicos de Aragón que no puede faltar en cualquier buena despensa típica y que asombrosamente tampoco falta en el Libro Guiness de los Récords

Fue durante la Fiesta de la Longaniza que se celebra cada último fin de semana de julio y concretamente en 1997, cuando este embutido típico quedó registrado en el Libro Guiness por elaborarse la longaniza más grande del mundo con la friolera de 505,47 metros de longitud de longaniza. Una fiesta que ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico en Aragón y que evidencia nuevamente el protagonismo de este producto gastronómico dentro y fuera de la región aragonesa.

Un embutido con siglos de historia

La longaniza de Graus tiene una historia que se remonta a nada menos que el siglo XVI, cuando ya se mencionaba la producción de embutidos en la zona de Graus. Como en muchas partes de España, la matanza del cerdo era una tradición arraigada en las zonas rurales de Aragón desde tiempos medievales y en esa época se consolidó la elaboración de la longaniza como parte fundamental de la dieta en la comarca de Ribagorza.

Este embutido se hacía de forma artesanal, aprovechando al máximo los recursos locales. Se utilizaba carne de cerdo mezclada con panceta y especias como sal, pimienta y en algunas recetas, ajo. La clave de su sabor especial está en la cuidadosa selección de los ingredientes y en los métodos tradicionales transmitidos de generación en generación. La proporción justa entre carne y grasa, junto con el proceso de curación, le da a la longaniza de Graus su textura jugosa y su sabor inconfundible.

Con el tiempo, la longaniza de Graus ha ganado reconocimiento fuera de Aragón, sobre todo después del récord Guiness, también es considerada una de las mejores de España. Cada verano, el pueblo celebra la Fiesta de la Longaniza, donde se elabora una longaniza gigante en la plaza y se reparte entre los asistentes, lo que ha convertido a este embutido en un símbolo cultural y gastronómico.

Lo que comenzó como un alimento básico en la vida rural se ha convertido en una joya de la gastronomía aragonesa, gracias al esmero en su elaboración y a las condiciones únicas del entorno natural de la Ribagorza. Un símbolo de la gastronomía local que ha resistido el paso del tiempo y con el mejor sabor.