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Los refranes son otro de los tesoros culturales que destacan en Aragón, más allá de sus palabras aragonesas, sus curiosas expresiones o su deliciosa gastronomía. Una manera más de volver a esas raíces y descubrir un poco más de la sabiduría popular a través de esos dichos típicos que han ido pasando de generación en generación.

Aragón puede presumir de contar con una larga lista de estos refranes tradicionales y cargados de historia. Hablamos de combinaciones de palabras más o menos sencillas, con musicalidad y divertidas en las que es posible encontrarse con consejos, saberes populares o situaciones que siguen estando presentes en el día a día y que tampoco caducan con el paso de los años. 

Así que después de descubrir el refrán aragonés que deberían conocer todos y el refrán aragonés que es muy popular en Huesca y que está basado en un animal, esta vez te traemos un nuevo dicho que también tiene como protagonista a un animal. Esta particularidad es algo bastante común también entre los dichos de Aragón. Este en concreto, tiene al burro como protagonista.

Este refrán dice "El burro del molinero siempre se nombra el primero". Lo cierto es que, aunque su significado puede parecer a primera vista algo difícil de averiguar. Este tiene que ver con aquellas personas que buscan destacar o ser mencionadas en primer lugar, ya sea por ego o por necesidad de ser protagonistas, aunque esto no siempre sea merecido.

La imagen del "burro del molinero", alude a una figura sencilla y trabajadora que suele quedar en segundo plano y cuyo papel en el trabajo es primordial pero no tan llamativo como la imagen del molinero. Sin embargo, en este refrán se dice que se "nombra primero", para resaltar su presencia de manera irónica. Una forma de expresar que, aunque sea protagonista, el burro (una persona con actitudes similares) se empeña en hacerse notar sin que realmente tenga algo especial que aportar.

Otros refranes típicos en Aragón

Este refrán es solo un ejemplo de la gran riqueza cultural que envuelve el refranero aragonés. Y es que, son muchos los dichos aragoneses que están llenos de ingenio y realismo, transmiten enseñanzas sobre la vida cotidiana, la naturaleza y el carácter propio de Aragón y de su gente.

Otro refrán conocido y también relacionado con un animal es el de, "Oveja que bala, pierde bocado". Este nos recuerda que la distracción puede hacernos perder oportunidades valiosas, al igual que la oveja pierde su bocado al distraerse, así nosotros podríamos perder el momento propicio si nos dejamos llevar por asuntos secundarios.

También está el refrán "El aragonés fino, después de comer tiene frío". Este dicho refleja la costumbre y hasta la necesidad de buscar el reposo tras una comida abundante. Después de saciarse, el aragonés siente el cansancio y prefiere el calor del descanso, un placer sencillo que forma parte de la vida diaria.

La ironía es protagonista también en otro que dice: "De Aragón, ni buen viento, ni buen varón". Este refrán alude de forma cómica y autocrítica al carácter fuerte y enérgico de los aragoneses, quienes, según el refrán, son tan implacables como los vientos que soplan en la región. Por otro lado, en muchos otros la climatología es protagonista: "Noviembre acabado, invierno empezado" conecta con la naturaleza y las estaciones: al concluir noviembre, el aragonés da la bienvenida al invierno, aceptando su llegada como un cambio natural en el ciclo anual.

La sabiduría popular también se observa en "Carne y unto todo junto", que invita a disfrutar y aprovechar todo sin desperdiciar, una visión sencilla y pragmática sobre el uso de los recursos. Esta forma de aprovechar cada parte es característica del espíritu frugal y sensato de Aragón. A su vez, el dicho "Aragonés, vuelve la puerta como la ves" expresa respeto y conciencia sobre dejar las cosas tal como estaban, una regla de convivencia que refleja la educación y el respeto por los espacios y los objetos de otros.

Estos refranes son solo una muestra de cómo el lenguaje popular encapsula valores, enseñanzas y hasta un poco de humor sobre la vida y la tierra aragonesa. Cada uno de ellos resuena con una lección o un sentimiento que se ha transmitido de generación en generación, formando un legado cultural que aún hoy permanece vivo en el habla cotidiana de Aragón.