El jamón con chorreras es una de las tapas por excelencia de la gastronomía aragonesa, pero sobre todo zaragozana. Una tapa sencilla y muy sabrosa que siempre triunfa y que no falta en la mayoría de bares de pinchoteo y tapeo de la capital aragonesa. Es sencilla de hacer, exquisita, gusta a todos los públicos y encaja en cualquier tipo de comida.
Una receta tradicional que es muy conocida también incluso fuera de Aragón y que a pesar de lo que sugiere su nombre, no es un plato que lleve jamón serrano. El jamón con chorreras de hecho, es una de las tapas más simples que se pueda imaginar dentro del recetario aragonés y tan solo incluye jamón york, huevo cocido, queso y un simple rebozado.
Una mezcla aparentemente simple y muy sabrosa a la que pocos son los turistas y locales que se resisten, pero que a pesar de su aparente sencillez requiere de un truco importante en su elaboración para conseguir un resultado de diez y de esos que incitan a cualquier comensal a repetir.
Este no tiene que ver con el tipo de jamón york elegido o la temperatura de la sartén al freirlas, sino más bien con un ingrediente que muchas abuelas y madres aragonesas añaden al rebozado y que consigue dar ese toque diferenciador de crujiente por fuera y esponjoso por dentro: la cerveza. Un toque maestro que te explicamos a continuación junto con esta sencilla receta paso a paso.
Una receta cuyo origen se remonta al año 1967, cuando Rogelia Jaime y en aquel entonces propietaria de Casa Juanico, embarazada de su segundo hijo tuvo el antojo de preparar esta especie de buñuelo que pasaría a la historia en Aragón. Evidencia de ello, es que esta tapa ha llegado a representar a la gastronomía aragonesa en la Expo de Sevilla en el año 1992.
Cómo hacer el jamón con chorreras
Para preparar esta deliciosa tapa de jamón con chorreras típica en Aragón, primero tamiza sobre un recipiente tres cucharadas de harina de trigo, una de Maizena y un sobre de levadura. Agrega una pizca de sal y un toque de colorante para darle un tono amarillento y remueve bien. El truco aquí es agregar cerveza en lugar de agua, esta es una tradición aragonesa que asegura un rebozado perfecto.
Añade la cerveza poco a poco, mezclando hasta obtener una textura fina, ligera y sin grumos. Deja reposar la masa por 10 minutos para que los ingredientes se integren bien y logres una consistencia ideal.
Mientras la masa reposa, cuece los huevos y deja que se enfríen. Extiende una loncha de jamón, coloca un cuarto de huevo cocido y un poco de queso rallado en el centro y enrolla para formar un rollito, fijándolo con un palillo. Repite el proceso con las lonchas de jamón.
Calienta aceite de oliva en una sartén a fuego medio alto. Cuando esté listo, sumerge cada rollito en la masa de cerveza, cubriéndolo por completo y fríelo hasta que esté dorado por ambos lados. Al sacarlos, colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. El resultado debe ser espectacular y con un rebozado crujiente por fuera y esponjoso por dentro.