Aragón es una tierra que destaca también por un valioso legado lingüístico que aún hoy se percibe en algunas de sus expresiones y palabras más antiguas. La fabla aragonesa es uno de los patrimonios que definen la identidad de esta región y aunque muchas palabras han desaparecido por la castellanización, algunas todavía se mantienen vivas en el habla cotidiana de ciertas zonas
En ellas residen costumbres y modos de vida que han marcado a esta tierra. Uno de estos términos, especialmente entrañable y cargado de cariño, es "fillo" y "filla", usados en Aragón para referirse a los hijos e hijas. Esta palabra, con una clara raíz latina derivada de filius, mantiene su esencia original en el aragonés.
"Fillo" y "filla" se utilizan especialmente en las zonas rurales y en el Alto Aragón, donde el aragonés tiene una presencia más fuerte. Aunque en el uso diario predominan los términos en castellano, este apelativo sigue siendo un vínculo con el pasado, una muestra de cómo el idioma ha evolucionado sin perder su esencia.
Una palabra que, para muchos hablantes y amantes del aragonés, representa algo más que un simple término familiar. Y es que, la preservación de estos términos ayuda a conservar la identidad de Aragón, reflejando la riqueza de su cultura y el esfuerzo por mantener viva una parte esencial de su historia.
Una lengua que sigue manteniéndose viva gracias a este y muchos otros términos relacionados con la familia, expresiones típicas, nombres aragoneses típicos y hasta refranes tradicionales que aún siguen escuchándose en las calles.
Otras palabras aragonesas y expresiones típicas
El aragonés es un idioma lleno de expresiones únicas que aportan un toque especial y auténtico a cualquier conversación. Una lengua que está llena de términos que, para los que no son de la región, resultan sorprendentes y en muchos casos, incomprensibles.
Por ejemplo, si alguien te llama "zaborrero", no es precisamente un cumplido: se refiere a una persona que hace las cosas de manera desordenada o sin cuidado. En cambio, si alguien va "de propio", significa que está dedicando tiempo y esfuerzo a una tarea, demostrando que lo hace con toda la intención y esmero. Y en un día lluvioso, si escuchas a alguien decir que está "chipiado", sabrás que está completamente empapado.
El aragonés también cuenta con expresiones muy específicas para describir situaciones cotidianas. Por ejemplo, si una bebida pierde su gas, se dice que se ha "esbafado", y si alguien quiere que te alejes, puede decirte que te vayas a "escaparrar", una forma divertida de mandarte a paseo con el particular sentido del humor aragonés.
Otros términos tienen un encanto especial. Llamar a alguien "ababol" indica que está un poco despistado, aunque esta palabra también se usa para la flor amapola. Un "esbarizaculos" es el nombre local para el tobogán en el parque, y si algo te parece desagradable o repulsivo, puedes decir que te da "pampurrias".
Cada una de estas palabras conserva la esencia del aragonés, aportando un matiz especial y tradicional a la lengua. Este vocabulario particular es un reflejo del carácter y la historia de Aragón y contribuye a mantener viva una parte fundamental de su identidad cultural.