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En Aragón, no necesitamos mirar muy lejos para encontrar paisajes dignos de postal. Entre montañas, valles y ríos cristalinos, los pueblos aragoneses están repletos de encanto, y algunos encierran historias muy interesantes. Como este, que revivió tras años abandonado.

Aunque Suiza sea famosa por sus paisajes alpinos, los Pirineos aragoneses no tienen nada que envidiar. Si nos preguntan, Aragón ofrece todo lo que uno busca en una escapada: paisajes, naturaleza, historia y una buena comida son fáciles de encontrar en estas tierras.

El pueblo del Pirineo que estuvo abandonado durante casi 40 años y que revivió en la década de los 90 es Lanuza. Junto a un embalse espectacular que hace las delicias de los enamorados de la naturaleza. El Pirineo, con sus montañas, ríos, valles y bosques que parecen salidos de un cuento es una buena alternativa a un viaje a Suiza.

La Suiza española: Lanuza

En el corazón del Pirineo Aragonés, a orillas del embalse de Lanuza, se alza un pueblo que parece haber renacido de las aguas y del olvido. Lanuza, en la provincia de Huesca, es un pequeño paraíso de piedra y pizarra, con un entorno natural que recuerda a los paisajes alpinos suizos, pero con el inconfundible sabor aragonés.

Este encantador lugar en el Valle de Tena tiene una historia tan fascinante como sus montañas y ha resurgido gracias al esfuerzo y a la perseverancia de sus antiguos habitantes. Hoy, es uno de los destinos turísticos más cautivadores de Aragón.

Lanuza, Huesca. Barceló.com

Lanuza fue un pueblo próspero hasta que, en los años 70, la construcción de un embalse obligó a sus habitantes a abandonarlo. Las aguas del río Gállego inundaron parte del pueblo, sumiendo sus calles y casas en el silencio. Durante años, las casas de Lanuza permanecieron deshabitadas y expuestas al deterioro.

Sin embargo, en la década de los 90, antiguos vecinos decidieron regresar y comenzar un ambicioso proyecto de rehabilitación. Estos "nuevos pobladores" restauraron las viviendas, reconstruyeron el casco histórico y devolvieron el alma a este pueblo pirenaico.

Qué ver y hacer en Lanuza

Lanuza es mucho más que un pueblo de montaña. Sus calles empedradas y sus casas de piedra y pizarra invitan a pasear y disfrutar de un ambiente sereno. En el casco histórico, destacan la iglesia del Salvador, del siglo XIX, y el relicario de Santa Quiteria, un tesoro patrimonial de gran valor.

La tranquilidad de Lanuza hace que sea un destino perfecto para escapadas rurales. Sus alrededores también tienen un gran atractivo. Desde el Embarcadero Suscalar, los visitantes pueden practicar deportes acuáticos y disfrutar de las vistas sobre el embalse. Cerca de Lanuza se encuentran otros lugares de gran interés, como O Saldo de Escarrilla, una impresionante cascada natural, o la Estación de Panticosa, desde donde se pueden explorar las cumbres más altas de los Pirineos o disfrutar de un buen día de esquí.

Durante los meses estivales, uno de los eventos más destacados de Lanuza es el Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur, que desde 1992 se celebra cada verano. Durante este festival, artistas de todo el mundo actúan en un escenario flotante sobre el embalse, ofreciendo un espectáculo único en Europa.

La música, el paisaje y el ambiente multicultural convierten a Pirineos Sur en una experiencia inolvidable. Este evento atrae cada año a miles de visitantes, consolidando a Lanuza como un punto clave del turismo cultural en el Pirineo Aragonés.