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Las cenas típicas aragonesas se caracterizan por el uso de ingredientes locales y platos que reflejan las tradiciones y la riqueza culinaria de la región. Aunque la comida principal suele ser el almuerzo, las cenas aragonesas también ofrecen opciones sustanciosas, muchas de ellas perfectas para compartir en familia.

Algunos platos típicos de Aragón a la hora de cenar son más fáciles de hacer que otros. Sin embargo, te proponemos una opción que, si bien es cierto que puede resultar laboriosa, te durará durante toda la semana permitiéndote tener la cena hecha durante el resto de días.

Es el caso del pan de cañada o pan plano con aceite, una especialidad tradicional de Aragón, conocida por su textura esponjosa, su forma plana y el característico sabor que aporta el aceite de oliva, uno de sus ingredientes principales. Este pan, asociado originalmente a las zonas rurales, tiene un gran valor cultural y gastronómico en la región.

El pan de cañada es un pan tradicional de Aragón que se distingue por su sencillez y su estrecha vinculación con las costumbres rurales y pastoriles. Su origen está relacionado con los caminos y rutas de pastoreo, conocidos como cañadas, lo que explica su nombre. Este pan era una preparación práctica y duradera, ideal para acompañar las largas jornadas de los pastores y agricultores.

Se trata de un plan que destaca por tener una forma plana y alargada o irregular, con una corteza dorada y un interior esponjoso. Además, la superficie suele presentar pequeñas hendiduras donde se concentra el aceite de oliva.

Los ingredientes básicos para elaborar el pan de cañada son los siguientes: harina de trigo, agua, sal, levadura y aceite de oliva virgen extra, fundamental para darle sabor y suavidad.

Gracias al aceite de oliva, el pan tiene un toque aromático único, a menudo complementado con hierbas aromáticas o incluso un toque de azúcar si se elabora en su versión dulce.

En cuanto al proceso de elaboración del pan de cañada, es el siguiente:

  1. Se mezcla la harina con agua, levadura y sal, amasando hasta obtener una masa uniforme.
  2. Tras un primer reposo, se da forma plana al pan y se crean pequeñas hendiduras en la superficie.
  3. Se unta con aceite de oliva antes de hornear, lo que aporta su color dorado y aroma característico.

El resultado es un pan salado, la opción más común y que se emplea como acompañamiento de quesos o embutidos. Sin embargo, en algunas zonas, se le añade azúcar a la superficie, convirtiéndolo en una especie de pan dulce ideal para postres o meriendas.

En cualquier caso, la cena que te recomendamos es una tosta de este pan de cañada acompañada de distintas opciones, en tanto que, el pan de cañada, con su textura esponjosa y sabor aromático gracias al aceite de oliva, es una base excelente para preparar tostas saladas creativas y deliciosas. Su versatilidad permite adaptarlo a diferentes combinaciones de ingredientes, desde los más tradicionales hasta los innovadores.

Tosta de tomate y jamón.

Entre las opciones más destacadas se encuentra la tosta de jamón de Teruel con tomate. Para ello necesitaremos: jamón de Teruel, tomate rallado, aceite de oliva y ajo.

En cuanto a la preparación, es muy sencilla: tuesta ligeramente el pan, frótalo con un diente de ajo, añade tomate rallado y un chorro de aceite, y cubre con lonchas de jamón.

Tosta de queso de cabra y miel.

Otra opción para acompañar el pan de cañada es añadir queso de cabra Payoya y miel. Para ello, necesitarás unas odajas de queso de cabra, miel y nueces. Sólo tendrás que colocar el queso sobre el pan y gratínalo ligeramente. Luego, añade un toque de miel y nueces troceadas.

Estas tostas no solo son fáciles de preparar, sino que también son ideales para cenas rápidas, aperitivos o reuniones con amigos, resaltando la calidad y la tradición del pan de cañada.