Zaragoza
Publicada

La cocina aragonesa es conocida por su riqueza en sabores y su ingenio en el uso de ingredientes de temporada, creando platos de aprovechamiento que resultan tan nutritivos como deliciosos. Entre los fogones de Aragón se han gestado recetas tradicionales, muchas de ellas nacidas de la necesidad de aprovechar al máximo los alimentos disponibles, transformándolos en manjares que se transmiten de generación en generación.

De entre todas esas recetas, cada vez son más las personas que buscan recetas sencillas y con pocos ingredientes. Una tendencia que encaja perfectamente con muchos platos de la cocina aragonesa. Y es que, gracias a su versatilidad e ingredientes, la gastronomía aragonesa tiene el potencial de inspirar también a quienes buscan cocinar de forma rápida y sabrosa.

Ahora que ya estamos en pleno invierno, apetece una sopa calentita; y en Aragón tienen una recera rápida y saludable que encanta a todos. La sopa de ajo es una receta tradicional que requiere de muy pocos ingredientes: ajo, pan del día anterior, y huevo.

La sopa de ajo es uno de esos platos que, a pesar de su humildad, evoca recuerdos de la infancia y del calor del hogar. Las abuelas aragonesas han sido las guardianas de esta receta, que solo necesita tres ingredientes principales: ajo, pan y huevo.

Aunque la receta puede variar ligeramente de una casa a otra, su esencia sigue siendo la misma: aprovechar lo que se tiene a mano para crear un plato nutritivo y sabroso; y en esta época del año, que ayude a entrar en calor.

Cómo hacer la sopa con ajo aragonesa

La sopa de ajo aragonesa es uno de esos platos sencillos que no solo reconforta cuando los termómetros bajan, sino que también permite aprovechar ingredientes básicos que solemos tener en casa. Para empezar, basta con calentar una olla y echar seis cucharadas de aceite.

Una vez el aceite esté caliente, añade seis dientes de ajo cortados en láminas finas y sofríelos a fuego medio hasta que se doren ligeramente, liberando todo su aroma y sabor.

Cuando los ajos ya estén dorados, llega el momento de añadir media barra de pan duro cortado en rodajas de aproximadamente un centímetro de grosor. Remueve bien para que el pan se impregne completamente del aceite y del sabor del ajo. Este paso es clave, ya que el pan no solo absorberá los sabores, sino que también será el encargado de darle la textura característica a la sopa, actuando como un espesante natural.

A continuación, agrega un litro de caldo de verduras bien caliente y deja que todo se cocine a fuego medio durante unos diez minutos, justo el tiempo necesario para que el pan se ablande por completo y los sabores se mezclen perfectamente. Recuerda ajustar la sal según tu gusto, aunque es mejor ir probando para no pasarse.