De mazapán, de almendras, de chocolate... Las posibilidades son infinitas cuando se habla de uno de los dulces más típicos de las fechas de Navidad. Quienes conocen bien este productor y juegan con él para darle los sabores más imposibles son Luis Paracuellos y Ana Usón, propietarios del obrador 'Capricho. Taller de Chocolate', una empresa familiar que nació en 1986 en Zaragoza.
Este año su oferta no para de subir y tienen más de 40 tipos de turrones que elaboran artesanalmente. La novedad de este año tiene un toque especial: "Hemos hecho uno nuevo de turrón de cruasán con mazapán de caramelo y un frosting de yogur. Así juntamos una de nuestras insignias como es el cruasán con otros elementos", explica Luis Paracuello, maestro chocolatero.
Entre su alta gama de turrones, existen dos modalidades, los de chocolate y los de mazapán, sin olvidarse de los más tradicionales. "Los clásicos siempre funcionan como el de chocolate con almendras, el duro o yema quemada, pero entre los nuestros el estrella es el de almendras saladas", señala Ana Usón. Aunque entre todos ellos la gente no duda en echar mano a los más nuevos: "A la gente le gusta probar", destaca.
Estos dulces llevan una compleja elaboración y una organización con tiempo para poder tenerlos listos. En el obrador tardan una media de tres días en tener un turrón artesano hecho y listo para la venta: "Por el ejemplo para el turrón de chocolate primero se hace la ganache o praliné, que dejamos en maduración o secando un mínimo de 24 horas. Una vez que está seco, ya empezamos a desmoldar y a decorar", explica el maestro chocolatero.
Sus complejas elaboraciones han hecho que sus productos estén valorados y sean un bien preciado que llama la atención en el resto de España. Así, gente desde Andalucía, pasando por Madrid hasta del País Vasco se acerca a Zaragoza para conseguirlos: "Hemos conseguido fidelizar a gente que es de fuera y que venga a comprar", destaca.
Sin embargo, en Zaragoza también tienen un nicho importante y son muchos los aragoneses que se acercan hasta la tienda ubicada en la calle Don Jaime I, número 25 para comprar sus turrones: "Viene gente fija todos los años, hay un señor que viene siempre y nos pide 'el de tierra para mi nieta' y ya sabemos perfectamente que es el turrón blando", cuenta Ana.
La propietaria señala que el turismo es un factor muy a tener en cuenta y que les abre a un mayor número de clientes. "Zaragoza es muy turística y durante el puente de la Constitución viene mucha gente que aprovecha a comprar", señala. Además, aunque la pandemia significó un golpe, la época de después ha significado un repunte de ventas para este comercio: "La gente pasea más por la ciudad, lo que les anima a pasar por nuestra puerta y comprar", destaca Usón.
Tal es el éxito que tienen sus turrones que durante toda la temporada que comienza el último fin de semana de noviembre hasta el 6 de enero, día de los Reyes Magos, suelen vender de media entre 1.000 y 1.500 kilos de turrón. Esto se traduce entre 3.000 y 4.000 tabletas más o menos.
Como expertos chocolateros, su materia prima principal es el cacao. Sin embargo, este se ha encarecido de tal manera que los beneficios no van a ser tan altos como en otras temporadas: "Ha encarecido un 100% este año. Entonces vamos un poco equilibrando de otros productos para cumplir con los márgenes", explica Luis.
De bombones a galletas
Los turrones no son los únicos productos que se pueden disfrutar de este obrador. Durante esta época navideña tienen entre sus variedades polvorones, mantecados, mazapán de glaseado o sus galletas de Navidad de canela y jengibre.
Además de todo ello, quieren dar a sus clientes otros productos especiales y únicos para estas fechas: "Hemos hechos una colección de bombones solo de Navidad", relata Luis. Así un total de ocho sabores diferentes entran en esta caja que va desde el bombón negro, de Lotus, macadamia con cardamomo, pistacho, anís, caramelo y cointreau. "Siempre estos días se intenta hacer cosas que la gente no ve normalmente el resto del año", concluye esta pareja.