Cremosas, suaves por dentro y crujientes por fuera, las croquetas son un auténtico emblema de la gastronomía española. Y en Aragón, como no puede ser de otro modo, también.
Pero, ¿sabías que en Aragón tienen un truco especial que eleva este plato a otro nivel? Las abuelas aragonesas, maestras en aprovechar cada recurso de la cocina, añaden un ingrediente secreto que potencia el sabor de sus croquetas: el caldo casero de jamón o cocido. Este sencillo gesto transforma la clásica receta en una explosión de sabor.
A continuación, te contamos todos los detalles sobre este truco, su conexión con la tradición culinaria aragonesa, y cómo aplicarlo en casa para que tus croquetas sean inolvidables.
En Aragón, el aprovechamiento de ingredientes es una regla de oro en la cocina. El caldo casero, preparado con hueso de jamón o restos de un cocido, no solo es la base de sopas y guisos, sino que también tiene un papel crucial en las croquetas.
Sustituir parte de la leche de la bechamel por este caldo no solo realza el sabor, sino que también le aporta una profundidad y un toque único que enamora a cualquier paladar. El resultado es una masa más sabrosa, con el toque característico de la cocina aragonesa.
Receta de croquetas
Para hacer esta receta de croquetas se necesitan los siguientes ingredientes:
- 150 g de jamón serrano
- 1 cebolla grande
- 100 g de mantequilla
- 100 g de harina
- 500 ml de leche entera
- 200 ml de caldo casero de jamón o cocido
- Sal, pimienta y nuez moscada al gusto
- 2 huevos
- Pan rallado mezclado con ajo en polvo y perejil seco
- Aceite para freír
Una vez que tengamos los ingredientes preparados, ¡manos a la masa!
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Prepara la base: Sofríe la cebolla finamente picada con mantequilla a fuego lento hasta que esté caramelizada. Añade el jamón serrano cortado en trozos pequeños y cocina un par de minutos más.
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Bechamel con un toque especial: En una cazuela aparte, derrite la mantequilla, incorpora la harina y remueve constantemente para eliminar el sabor a crudo. Vierte la leche y el caldo alternando pequeñas cantidades mientras remueves hasta obtener una bechamel espesa y sin grumos.
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Incorpora los ingredientes: Añade la cebolla caramelizada y el jamón a la bechamel. Ajusta de sal, añade pimienta y una pizca de nuez moscada. Cocina un par de minutos más y deja enfriar la mezcla en la nevera durante al menos una hora.
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Da forma a las croquetas: Forma porciones con la masa, pásalas por huevo batido y rebózalas en el pan rallado mezclado con ajo en polvo y perejil seco.
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Fríe y disfruta: Calienta abundante aceite en una sartén y fríe las croquetas hasta que estén doradas y crujientes. Déjalas reposar en papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Y ya están listas para disfrutar.
Un elemento distintivo de estas croquetas aragonesas es su rebozado. Muchas abuelas de la región mezclan el pan rallado con ajo en polvo y perejil seco, lo que añade un toque aromático y crujiente al exterior. Este paso, aunque sencillo, consigue una combinación perfecta con el interior cremoso y el sabor profundo del caldo.