Zaragoza
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Durante las vacaciones de Navidad, solemos ir corriendo de aquí para allá. Terminando gestiones, comprando regalos, y buscando la carne y el pescado más buenos y baratos del mercado. Pensando en las comidas importantes, en los días entresemana se suelen preparar platos rápidos y fáciles que no requieran mucho tiempo. Hoy traemos una receta aragonesa perfecta para este tiempo y que se hace en 10 minutos.

En el corazón de la gastronomía aragonesa late una cocina cargada de historia, tradición y creatividad. Uno de sus platos más emblemáticos, aunque poco conocido fuera de la región, son los huevos tontos, una receta que refleja la habilidad de las abuelas para transformar ingredientes sencillos en manjares llenos de sabor. Este plato es una joya de la cocina de aprovechamiento, nacida de épocas de escasez, pero que hoy ocupa un lugar especial en la memoria culinaria de Aragón.

Los huevos tontos son una mezcla de pan, huevo y ajo, que se fríen para formar pequeñas tortitas o bolitas doradas y crujientes. Tradicionalmente, se servían acompañados de caldos o guisos para aportar sustancia y sabor. Este plato surgió como una alternativa económica en tiempos difíciles, cuando los huevos eran escasos y caros. De ahí su nombre: "tontos", porque no llevan más que lo esencial.

Plato típico en Aragón: "huevos tontos"

En la Aragón rural de antaño, el despilfarro no era una opción. Las familias aprovechaban cada migaja de pan sobrante para preparar este plato nutritivo y fácil de elaborar. Los huevos tontos se convirtieron en un símbolo de ingenio y economía doméstica, un legado que las abuelas transmitieron de generación en generación.

Hoy, los huevos tontos evocan los sabores de la infancia, y también la sabiduría de una cocina sostenible y respetuosa con los recursos. Son un homenaje a la capacidad de las mujeres de las zonas rurales para crear recetas que alimentaban tanto el cuerpo como el alma. Una receta muy sencilla perfecta para estas navidades.

Ingredientes

  • Pan duro
  • Leche
  • 2 huevos
  • Ajo
  • Perejil
  • Sal

Paso 1

Se tritura el pan duro hasta que quede en trozo pequeños

Paso 2

Se hablanda el pan con un poco de leche

Paso 3

Se baten los huevos con una pizca de sal y se añaden a la masa

Paso 4

Se tritura el ajo y el perejil y se mezcla con la masa de pan

Paso 5

Se hacen bolitas y se fríen en la sartén bien llena de aceite hasta que queden doradas

Los huevos tontos son un ejemplo perfecto de cómo la cocina tradicional conecta generaciones. Cada vez que se fríe una tanda de estos humildes bocados, se revive una historia de esfuerzo, creatividad y amor por los productos locales. La gastronomía aragonesa, con su riqueza en recetas como esta, sigue siendo un testimonio vivo de la herencia de nuestras abuelas.