Por José Luis Cuadrado

Cuando el periodista de Canal Plus le preguntó a Ayón tras el último partido de Euroliga cómo le gustaría que le llamase, si Titán o Machete, el jugador contestó, firme y cortés, que Gustavo. Se le notaba la incomodidad de aquellos que buscan hacerse un nombre consumando el propio. "Nomen est omen" (el nombre es destino), decían los clásicos. A Gustavo algunos etimologistas le dan el significado de "báculo de los godos". Y eso es lo que está siendo el pivot mexicano, el cayado, el sostén, el apoyo. De los godos, que es como llaman en algunos países americanos con algo de sorna a los españoles. Por eso se ha erguido sobre las irregularidades y lesiones de sus compañeros para soportar el peso del equipo.

Ante el Bayern de Munich, en el partido en el que los jugadores blancos rozaron con sus pies el abismo, Gustavo Ayón consiguió un récord personal de 22 puntos (8/10 en tiros de campo), seis recuperaciones (marca de la temporada en la competición), nueve rebotes, cuatro asistencias y tres tapones. Todo le sumó 41 puntos en la valoración y le dio el título de jugador de la semana. Sus 17 puntos de media en los últimos cuatro encuentros continentales han sostenido a un Madrid que parecía querer ratificar el sintagma “morir de éxito”. Tan del club.

Un Ayón en todo lo alto recibe este jueves al Estrasburgo. Lejos quedan los tres puntos y tres rebotes en casi catorce minutos jugados que firmó en la ida. Aquel día, los franceses le metieron 93 puntos al Madrid, cuando promediaban 69. En el Rhenus Sport también cayeron Fenerbache y Estrella Roja. Una nueva cenicienta jugaba en casa de la mano del príncipe. Pero tres derrotas consecutivas han acabado con los zapatos de cristal destrozados en el parquet.

La clasificación para el Top-16 de los blancos es sencilla por historial y momento de forma: ganarle en Madrid al último del grupo. Lo contrario nos llevaría a una noche de transistores y calculadoras, que emparentaría tragicómicamente al equipo de baloncesto con el de Cheryshev.

Para que esto no suceda Pablo Laso necesita a los hombres tras los nombres. Que comparezcan El Increíble Llull, El Chacho, Espartaco, El Chapu, La Tanqueta de Kaunas, El Hombre de Laramie, El Niño Maravilla… El Tintán de Nayarit les espera.

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