Por José María Arévalo Miguel

Ya se han acabado las especulaciones y las encuestas al gusto. Las decimo segundas elecciones democráticas han desvelado el voto de los españoles y ninguno de los partidos ha logrado una mayoría absoluta, ni tan siquiera un mayoría suficiente con la que poder formar un gobierno estable con el apoyo de un solo partido.

Ahora ha quedado la formación de un gobierno abierta a múltiples combinaciones de varios partidos pero con una premisa, el cordón sanitario de todas las izquierdas y los nacionalistas contra el PP. Unos nacionalismos y unas izquierdas ideologizadas hasta el tuétano y un Partido Popular desideologizado hasta la epidermis.

Ciudadanos, que vendieron la piel del oso antes de cazarlo, se encuentra en una posición que no es clave para poder imponer nada, y lo menos favorable para ellos sería una pronta repetición de elecciones en la que tendrían más que perder que ganar. El Partido Socialista, aún sacando un malísimo resultado, es clave para la formación de un gobierno, y en unas nuevas elecciones también tendría más que perder que ganar. Los podemitas son los únicos que pueden quedarse sentados viendo como los demás pueden cocerse en su salsa, e incluso esperar un adelanto de elecciones donde tendrían más que ganar que perder. Y el Partido Popular lo tiene muy complicado, su estrategia de intentar apoyarse en Ciudadanos ha salido mal, con este Partido Socialista es imposible y además ya dijo Rajoy "hasta aquí hemos llegado" al sectarismo socialista de Pdr Snchz. O no.

Ahora los unos, desde donde se ha impulsado, promocionado y blanqueado a los podemitas, ante el temor a que sean más fuertes en un posible gobierno, cantarán las bondades de un entente Partido Popular y Partido Socialista, por supuesto por el bien de España en estos difíciles momentos; y los otros de nuevo intentaran repetir la operación que desde el grupo del "Cañón Berta" puntocat se lanzó y fracasó contra Aznar para sustituirle por Gallardón, solo que ahora sería cambiar a Rajoy por Soraya.

Esta situación post 20-D deja dos claras y posiblemente únicas opciones: una, que Pdr Snchz intente formar un gobierno de cuatro, o cinco partidos, o de lo contrario será un cadáver político en busca de lugar de reposo -como San Lamberto, que recogió la cabeza con sus manos y se fue en busca de un lugar para el eterno descanso-, con el inconveniente de que ese pacto no lo quieren ni ver sobre todo desde el sur socialista, pero posible pacto que ya tuvo sus primeros pasos cuando se reunieron Zapatero y Pablo Iglesias Turrión tras las artes celestinas de Bono -el ex ministro-; y otra, que tras pasar el tiempo prescriptivo y no llegar a un acuerdo para un gobierno estable, en unos meses se convoque nuevas elecciones con las mismas caras, lo que posiblemente llevaría a mejorar sus resultados a los podemitas, mientras que el resto de los partidos en el mejor de los casos mejorarían muy poco o irían a peor de lo que han ido el 20-D, o nuevas elecciones con distintas caras y un resultado que tampoco estría nada claro pero en el que los podemitas seguirían bastante contentos y los socialistas también entrarían en crisis.

Pase lo que pase, lo que queda claro es que la idea de Chaman Bacterio de crear un partido político leninista y alimentarle desde la TV de un grupo multimedia que ordenó poner "Podemos por la mañana, Podemos por la tarde, y Podemos por la noche" para jugar la baza del miedo después de perder muchos votos tras un acto de soberbia en el que Rajoy espetó que "si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya”, ha creado un monstruo y ha sumido a España en la encrucijada más perversa y con menos espíritu de concordia que ha tenido la reciente democracia.

De esta encrucijada el Partido Socialista puede salir solamente como un ligero vestigio de lo que fue. Y el Centro Derecha en España solo se recuperará volviendo a los principios liberales y conservadores básicos que dieron al Partido Popular sus mejores resultados y a los españoles sus mejores años. Ninguno de los caminos será fácil para poder continuar la corta y lenta recuperación que se iba atisbando tras la perniciosa etapa zapaterista, cuya herencia han sido los múltiples podemitas. En poco tiempo todo puede irse hacia un callejón sin salida donde predomine un peronismo-chavista junto al nacionalismo secesionista, o vagar durante años con una inestabilidad de gobiernos estilo italiano.

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