Por Mario Martín Lucas

Como es habitual cada veintidós de diciembre, algunos afortunados se vieron sorprendidos por la aparición de unos números que cambiaron su rutina diaria, mientras la gran mayoría nos dedicamos a buscar, con esmero y perseverancia, si alguna de las participaciones o décimos que llevábamos en la cartera, aparecía premiado en la lista de la Lotería Nacional, al menos con la pedrea.

Pero ese mismo día apareció otro número que nos enfrentó a todos los españoles a la radiografía de lo que ha sido nuestro país en los últimos años: una verdadera burbuja de corrupción, anidada de falsos “conseguidores”, sobres en “B” y “pagos en negro”. El ministerio de Hacienda publicó la lista de morosos fiscales, con deuda superior al millón de euros, y son 4.855, entre personas físicas y privadas, quienes nos adeudan a todos, algo más de 15.600 MM euros, cifra tan enorme que supone el 80% de las prestaciones por desempleo que se pagan en España en la actualidad y es equivalente a diez veces el presupuesto por dependencia. Da vértigo pensar cuanto sería el sumatorio, si en esa lista se incluyeran también las deudas fiscales menores al millón de euros, tanto como para preguntarse, perplejo… ¿Cuánto es lo que se recauda, frente a lo que no se consigue recaudar?

El detalle de quienes están es una alegoría del establishment patrio, representado por grandes constructores (Reyal Urbis, con 378 MM, Nozar con 203 MM, Grupo Pra con 101 MM), personajes públicos (Mario Conde, Lorenzo Sanz, José Emilio Rodríguez Menéndez, Javier Merino, Luis Miguel Rodríguez García-Rivera, José Luis Moreno), grandes empresarios como los hermanos Areces (accionistas de El Corte Inglés), el exvicepresidente de la patronal CEOE, Arturo Fernández, o deportistas cono Dani Pedrosa, pero también empresas como Viajes Marsans, Inmobiliaria Chamartín, Air Comet, Viajes Iberia, Fincas Corral, Victorio & Luchino, Spanair, Polaris World, Fotoprix, Laurenfilm, Gran Tibidabo, el Balneario de Mondariz, la empresa de un sobrino del político popular Juan Cotino (Asedes Infraestructuras) y también medios de prensa como Prensa Catalana o Mediapubli. Son tanta gente y tan diversa, que se podría llegar a decir que parece que quien no debe a Hacienda no es nadie en España.

Aún así, todos los que son, están, pero no están todos los que son, si de morosos fiscales y defraudadores hablamos. Ya quedó consignado que éstos 4.855 son morosos fiscales con más de millón de euros de deuda, quedando en el desconocimiento los morosos con deuda menor a 999.999 euros; pero recordemos que el anuncio de la publicación de esta lista de morosos fue realizado por el ministro Montoro en enero de 2015, con lo cual es fácil intuir que no será baladí el número de personajes públicos que habrán regularizado su deuda con Hacienda a lo largo de estos meses, pero es que, además, en esa lista no están los defraudadores de facto, aunque su apellido empiece con “b” como Bárcenas, con “p” como Pujol o con “r” como Rato, sirvan esos nombres, únicamente, como simple ejemplo.

Pero además de los morosos y defraudadores, quienes quedan retratados en esa lista son los responsables del ministerio de Hacienda y de la Agencia Tributaria, que han permitido que se alcancen esas cifras vergonzosas, en personas y en euros. En España los defraudadores fiscales no acaban en la cárcel y en eso deberíamos aplicarnos las mejores prácticas de países, como EE.UU., con su cultura calvinista, donde la combinación de una activa inspección fiscal y una Justicia no dilatoria con esos procesos, se ha demostrado como la mejor herramienta contra morosos fiscales y defraudadores, recordando que toda mala praxis debe tener su castigo, como adecuada motivación, prisión incluida. Recordemos que todo el mundo sabía que Al Capone era un delincuente, pero solo llegó a ser condenado por delito fiscal, claro que eso fue en EE.UU., y en España, de momento, nos tenemos que contentar con poder repasar el inventario, de la nula solidaridad, de quienes componen “la lista de la vergüenza”.

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