Por Miguel Lázaro, @miguel_lazaro_ (profesional del Turismo, escritor y blogger)
Francina Armengol y el partido eco-nacionalista MÉS, con el apoyo de Podem, pretenden imponer el uso del catalán en el sector privado. Un plan que contempla 136 medidas encaminadas a que solamente se pueda utilizar esta lengua, no solo ya de cara a Instituciones Baleares y Administración Pública, sino como condición para la contratación de personal, la titulación de catalán en la empresa privada. Aquí se incluyen también las actividades deportivas, turísticas y de ocio.
La presidenta, socialista, hace ya tiempo que viste de morado. Es conocido su desprecio manifiesto hacia la variante local lingüística que se habla en Baleares: básicamente dice en voz alta que no existe. Ya Pedro Sánchez en la pasada campaña electoral del 20D, le siguió la corriente en referencia a este tema. A parte de esto, nos dejó claro su interés por Mallorca, cuando la re-bautizó como “Palma” al enumerar las islas del archipiélago, para hacerse el simpático.
Aparte de cambiar el nombre de la capital mallorquina, de Palma de Mallorca a Palma, e implantar la famosa Ecotasa, poniéndola a rodar antes de definir los cauces y fines concretos de recaudación, cómputo y distribución del impuesto de Turismo Sostenible, a nuestra amada presidenta, parece que se le ha olvidado algo importante: en Baleares se vive del Turismo.
Parece que a juicio de la presidenta Armengol, son pocas las dificultades y los desafíos a los que se enfrenta a día de hoy el turismo en Baleares. Circunstancias que en muchas ocasiones están fuera del alcance de su decisión política y que nos vienen dadas por el contexto internacional, queramos o no. Ahora bien, la forma de autolesionar, intervenir, comprometer, retorcer y estrangular cualquier política catalizadora a favor de la principal actividad económica de Baleares, heredada de sus soportes en el gobierno, parece haberla asimilado a la perfección.
Derribar monumentos, cambiarle el nombre a la capital o recaudar sin saber para qué a cualquiera que pise las islas por tierra, mar y aire, son las perlas que a día de hoy el PSIB ha regalado a la ciudadanía Balear. Y si bien imponer la lengua catalana hasta en el chino de la Plaza de las Columnas es una medida que no aporta absolutamente nada a los ciudadanos, recuerda además al Pacte sostenido por los nacionalistas dos legislaturas atrás.
Si «la idea de que hablar en catalán con alguien que no lo sabe es un acto solidario, de autoestima y civismo» me gustaría saber hacia quién va dirigida esta solidaridad. No entiendo esa cita y eso que está escrita en castellano ¿Alguien me lo puede explicar como si fuera un niño pequeño? Estoy dispuesto a escuchar y a aprender, pero no a comulgar con mantras vacíos, que a base de repetirse una y otra vez, pretenden hacerse realidad sin tocar con un solo pie en el suelo.
Para terminar, señora Armengol, solamente le recuerdo que usted es, o al menos era en apariencia, socialista, no anti-sistema. Más que nada, por si tiene la tentación de ponerse a romper o a derribar cosas, que sus ciudadanos sí tienen a bien utilizar en su vida diaria, aparte del catalán, el mallorquín, el castellano, el alemán, el inglés o la lengua que sepan o se les antoje hablar.