De banderas y juras

Por Francisco Luis Jiménez Abollado

Soy español, porque nací en este país y tengo pasaporte con esta nacionalidad. Reivindico ésta siempre que hay necesidad de hacerlo, y hasta cuando no se debe. Hace unos días, en el corazón de la antigua Hispalis, la Isbiliya hoy Sevilla, se reunieron militares y ciudadanos a besar la bandera, "jurándole o prometiéndole fidelidad". No me gustan estos actos, que quieren que les diga. Militares, armas (aunque con seguro), sables, marcialidad y sentido de pertenencia a un "club social" muy cerrado: quien no rinde culto a sus insignias patrias no quiere a su país. Pues no lo hago, ni lo haré, ni me da la gana hacerlo. Ni con esta bandera rojigualda, ni con la tricolor republicana, ni con la andaluza, ni con la del NO8DO... Y soy español, tan español y patriota como esos ciudadanos que hace unos días en Sevilla sentían cómo se les erizaba la piel, las lágrimas brotaba de sus ojos, se enaltecían mientras oían los sones de la antigua Marcha de los Granaderos y se emocionaban viendo desfilar la marcialidad militar. La diferencia que tengo con esos compatriotas es que con esas cosas ni la piel se me eriza, ni me emociono, ni me enaltezco, ni las lágrimas caen sobre mi rostro... Eso sí, tan español como ellos.