La semana en clave cinéfila

Por Gerardo Gonzalo Pérez

Sin lugar a dudas, lo más comentado de esta semana ha sido el debate televisivo que mantuvieron los dos políticos emergentes de nuestro país, Albert Rivera y Pablo Iglesias, en lo que podría constituir una especie de puesta en escena del inicio de la campaña electoral más apasionante de los últimos 30 años.

Los dos son jóvenes, dinámicos, guapos, carismáticos y con nuevas formas, algo parecido a lo que describe El Candidato (Michael Ritchie, 1972), film protagonizado por un Robert Redford en plena época de Nixon, que encarna a un joven abogado idealista que aspira a ocupar un puesto de senador, con un discurso fresco, cercano, alejado del de los candidatos tradicionales (incluso en la forma de vestir), que reniega del politiqueo, y con el desparpajo del novato que ve casi imposible ganar y por eso dice lo que piensa sin temer las consecuencias.

Sin embargo hay un momento cuando quienes le rodean empiezan a ser conscientes de lo bien que está calando su mensaje en jóvenes y clases desfavorecidas y ven que hay posibilidades reales de victoria.

Hasta aquí ha llegado la realidad española por el momento, con un Albert Rivera de discurso regenerador, que como Robert Redford parece que empieza a ser consciente de que podría estar en disposición de llegar a lo más alto.

No sabemos que pasará el 20 de diciembre, pero ahí el film continúa, y nos describe un desenlace de lo que puede ocurrir. Ante las expectativas de victoria, alrededor del candidato se pone en marcha una maquinaria al servicio único de ganar cueste lo que cueste, para lo cual se aparca el mensaje, lo que arrastra al candidato a un cambio personal que hace que acabe dejando de lado su discurso y valores personales para ponerse también al servicio de lo único que a partir de este momento importa, que es ganar, sin importar cómo, ni porqué.

Ojalá la futurible realidad sea distinta a esta ficción.