Albert Gea/Reuters

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La rama de Pujol

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Por Mario Martín Lucas

Después de veintitrés años de presidir la Generalitat de Cataluña (1980-2003) pocas frases de Jordi Pujol serán más recordadas que la metáfora que utilizó en su intervención ante el Parlament, el 23 de febrero de 2015, en el marco de la comisión de investigación sobre el fraude y la corrupción, tras confesarse públicamente como un evasor fiscal, cuando en un tono airado y a la vista de las preguntas de ciertos parlamentarios, dijo: “…si vas segando la rama de un árbol, al final cae toda la rama… con los nidos que hay. Pero no sólo cae esa rama, también caen las otras”. Las alegorías son potentes cuando se quiere decir algo, sin decir, y en este caso, cargado de intencionalidad, parece bastante intuitivo imaginar a que árbol se refiere, cuáles son las ramas y que nidos hay en cada una de ellas.

Muy reconocida también es la célebre cita de su antecesor como president de la Generalitat, Josep Tarradellas, al retornar de su exilio, con su “¡Ciutadans de Catalunya, Ja soc aquí!” (¡Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí!), pero mucho más desapercibida pasó la que le dedicó a Pujol en 1985: "... debería dimitir por lo de Banca Catalana; es un dictador que dejará un lastre muy grande. Su acción de gobierno se limita a decir que nosotros somos formidables y Madrid siempre se equivoca", …¿qué sabría el Sr. Tarradellas sobre el Sr. Pujol ya en 1985? Su frase de entonces, hoy, en esta España de 2015, alcanza una actualidad incuestionable, tras las informaciones conocidas en relación a que el patrimonio de la familia Pujol podría contabilizarse en varios miles de millones de euros entre inversiones inmobiliarias y posiciones financieras en paraísos fiscales; a título de ejemplo recordemos que el menor de los hijos, Oleguer, llegó a administrar una sociedad que, junto con Drago Capital, invirtió 2.100 MM euros, entre otras cosas, en oficinas bancarias en España de Banco Santander y Bankia.

Jordi Pujol ya no es molt honorable, ha perdido su imagen pública y gran parte del predicamento del que llegó a gozar en la sociedad catalana y en España, pero después de quince meses desde que se autoconfesó como un evasor fiscal, justificando el origen de su fortuna en el extranjero en el “legado” recibido de su padre, y acreditadas las posiciones dinerarias mantenidas por su familia en todo tipo de destinos financieros paradisiacos, más allá de nuestras fronteras: Jersey, Andorra, Guernsey, Curaçao, Panamá, Bahamas, Belice, etc... en unos importes que resultan imposibles de ser compatibles con el origen que declara, parece que otro fantasma del pasado aflora en forma de otra cita célebre, en este caso por boca de Pascual Maragall, quien el 5 de marzo de 2005, en el Parlament, dijo: “…el problema de CiU se llama 3%”, y diez años después las investigaciones continúan, con medidas cautelares tomadas sobre el primogénito del Sr. Pujol y la detención del tesorero de CDC, Andreu Viloca.

Es más que probable que la proporción del tres por ciento no fuera una actividad exclusiva catalana y en esa clave se maneje la metáfora de “las ramas” del Sr. Pujol, y su uso como advertencia, habiendo logrado, quizás, algunos éxitos… –eso queda para el criterio, e imaginación, del lector-.

Lo que es cierto es que, como dice la canción, veinte años no son nada, pero veintitrés años al ritmo del 3% es mucho, quizás demasiado.

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