Por César Sampedro Sánchez, Doctor en Historia
De todas las etapas políticas por las que ha pasado Artur Mas (otrora Arturo), y de todos los ejercicios de travestismo político por los que ha pasado este político crecido a la sombra del ex molt honorable Pujol, siendo en la época gloriosa de su partido Conseller de Política Territorial y Obras Públicas en 1996, cargo que ocupó hasta 1997, cuando fue nombrado consejero de Economía y Finanzas, hay que reconocer que el cenit se ha alcanzado este fin de semana con esa obra teatral en forma de rueda de prensa, donde in extremis se nos parecía como salvador de la patria.
Veamos. De unos años atrás, Artur Mas pasó de pensar que el independentismo es un concepto anticuado (año 2000), a convertirse tras las Diadas impulsadas por su Govern en adalid del independentismo. De representante de la burguesía catalana “bienpensante” y conservadora y colaboracionista con los gobiernos españoles, a impulsor del independentismo más visceral y radical. Y desde su integración en las elecciones de septiembre del pasado año en listas de ese totum revolutum que acabó llamándose Junts Pel Sí, donde cabían desde los representantes de la izquierda republicana catalana independentistas hasta los socios convergentes, escondido como número cuatro, pero para ser candidato, a finalmente haber tenido que renunciar a ser investido como president.
Es tal el grado de esquizofrenia política contemplada que he tenido que indagar en el psicoanálisis y recurrir a la literatura clásica para encontrar una explicación aclaratoria. Y antes de recurrir a Freud, que sería una herramienta elemental para psicólogos, he echado mano de la conocida novela de Robert Louis Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, a veces titulado simplemente El doctor Jekyll y el señor Hyde, que como saben trata acerca de un abogado, Gabriel John Utterson, que investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde. El libro es conocido por ser una representación vívida de un trastorno psiquiátrico que hace que una misma persona tenga dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí.
Y he aquí que hallo un paralelismo claro con lo que debe haber estado atravesando en su ejercicio diario de comparecencias, declaraciones y mítines nuestro amigo Artur, sobre todo desde los últimos tres meses. Político conservador, hijo adoptivo de Pujol, representante de la burguesía catalana de toda la vida por el día; socio de una colación independentista, anticapitalista y antisistema por la noche. Todo ello ha dado lugar a un hito para la política que podría titularse El extraño caso de doctor Artur y el señor Mas, con el permiso del señor Stevenson.
El extraño caso del doctor Artur ha contagiado a sus socios, o tal vez haya sido revés, y su comportamiento es resultado de la ingesta de una pócima secreta proporcionada por las CUP, que como Jekyll el candidato ha podido ingerir antes de dar esa excelsa rueda de prensa en la que anunciaba “doy un paso atrás, pero no me retiro de la política” y sobre todo la fórmula secreta antes conocida como transfuguismo, de que en adelante la coalición de Junts recibirá prestados dos diputados de las CUP, coalición que por otra parte renuncia a hacer oposición tras haber tachado a Convergencia de “partit corrupte i retallador” (¿olvidarán ahora el “tres per cent”?), y ejercer de comparsa política durante dieciocho meses, a un candidato sacado de la chistera, Puigdemont. El doctor Artur acabo su transformación diciendo que “lo que había dicho las urnas había sido corregido por una negociación”. Es decir, “democracia corregida a la catalana”. Este es de momento el resultado de este extraño y misterioso caso que por poco supera a la ficción de Stevenson.