Ya es tarde para el PSOE

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez/Sergio Perez/Reuters

Por Ignacio Garicano Landa

Casi todos los partidos políticos de corte socialista que pintan algo en Europa están lejos del PSOE español tanto en las formas como en el fondo.

Circunstancias de ámbito mundial tales como la caída el muro, la globalización, la pérdida de peso de Europa en el contexto mundial, el avance de la era digital, la centralización de toma de decisiones económicas a nivel de la CE, ha hecho madurar a los partidos socialistas de nuestro socios comunitarios hacia posiciones moderadas, ortodoxas en cuestiones económicas, previsibles, dialogantes. En definitiva, se han aproximado hacia el famoso centro que todos reclaman y que probablemente no exista, pero que sirve de faro de la andadura política moderna.

Mientras tanto, nuestro PSOE decidió hace casi dos lustros que lo suyo era la gestión irreflexiva de los impuestos, el recuerdo de tiempos pasados que estábamos a pocos años de superar en su práctica totalidad, la palabrería hueca con poco contenido detrás, el discurso lleno de palabras agresivas tales como desigualdad, injusticia, opresión, explotación, aplicadas a “marcar” a quienes no piensan como ellos y a la ignorancia política y social de quienes viven de acuerdo a una escala de valores que no es la definida por él. En definitiva, nuestro PSOE puso proa en sentido contrario al de sus correligionarios europeos, distanciándose cada vez más de ese idílico centro.

En esa deriva hacia el radicalismo, el PSOE ha topado con un nuevo partido político que si bien no es hijo suyo en exclusiva, podría decirse que al menos cuenta con la mitad de sus genes. Es un hijo del radicalismo y el desencanto, del incumplimiento y la impaciencia, de la envidia y el caos, pero auténtico en apariencia desde un punto de vista formal. Si consiguiésemos hacer una encuesta en la que nuestras ideas políticas no nos influyesen y preguntáramos simplemente qué partido político nos parece el más sincero, es probable que Podemos consiguiera en solitario la primera posición. Y este es el punto en el que el PSOE se ha quedado anclado. Por su izquierda hay alguien que maneja mucho mejor que él las que hasta hace poco eran sus armas, y por su derecha tiene ahora no sólo uno, sino dos partidos que avanzan hacia el centro atrayendo a sus votantes más moderados.

RIP por un PSOE que pudo reinar. Fin de los “cien años”, sean de honradez o no. RIP por no haber sabido evitar la mediocridad, la estrechez de miras, la falta de visión de futuro. Lástima por todos nosotros, porque habiendo estado a punto de centrarnos como país en trabajar por las cosas que nos unen, nos encontramos ahora con un porcentaje muy elevado de conciudadanos que vuelven a extremismos que estaban casi superados.

Vuelta a empezar, aunque esta vez sin el PSOE.