Por Eva María Sánchez García
Mucho se habló de UPyD y Ciudadanos. Algunos preguntaban: “¿Por qué no se han unido? ¿Por qué no concurren juntos a elecciones?”. En esto, la peor parte se la llevó UPyD, y más concretamente, sus afiliados. A la hora de elegir los representantes públicos para elecciones municipales se ha demostrado que una gran parte de las personas votan en clave nacional, y la prueba es que C’s irrumpió en municipios que no tenían antes representación, como en 2011 pasó con UPyD. Pero ahora la opción más parecida fue desplazada por los de Rivera… No es que UPyD haya trabajado mal allá donde ha estado, no; de hecho, todo lo contrario: su trabajo es reconocido por todos, políticos o no. Lo que ocurre es que las personas en su mayor parte votan en clave nacional.
Se volvió a comprobar a la hora de elegir un presidente de Gobierno; de nuevo, muchos votantes de UPyD migraron a C’s, satisfechos con su decisión de hacía unos meses. UPyD tenía su imagen agotada, con su primera portavoz amortizada, y sus afiliados no fueron capaces de poner en su sitio a las personas que no veían el fin del proyecto y la inminente salida de las instituciones. Por otro lado, cuando se empezó la ronda de reuniones entre los dos partidos, se sabía muy bien que C’s tenía más apoyos que UPyD y, aun así, los magenta se creían capaces de tapar el sol con un dedo. Pero, después de aquellas reuniones, cuando las conversaciones se rompieron para siempre, C’s solo tuvo que esperar a que Rosa Díez y sus compañeros de estrategia indirectamente entregaran el partido a los de Albert Rivera, sin que estos últimos tuviesen que hacer nada, solo tener sus puertas abiertas. Se les entregó programas y a sus autores, se les entregó cargos públicos, se les entregó afiliados, se les entregó todo el trabajo de seis años de UPyD…
Ahora, esas propuestas, argumentadas en muchos casos por sus autores en su nuevo destino, están saliendo adelante. ¿Y eso está mal? Pues yo diría que no, el fin es trabajar por todos, trabajar por todos los españoles. Así, si ahora esas propuestas se llevan a cabo, hemos ganado todos. Fin del aforamiento, fin de politizar consejos de dirección, persecución de la corrupción.
El partido naranja se ha expandido muy rápidamente por todo el territorio nacional y ha recibido mucho apoyo externo para ello. Sí, ¿y qué? Ya está en las instituciones y negociando la mejor salida y el mejor presidente para todos los españoles. Al mismo tiempo, están demostrando que son capaces de regenerar su partido; no están perdiendo tiempo en ello, conscientes de que el rápido crecimiento hizo que algún que otro que no merecía vestir los colores del partido se les colase. Están siendo capaces de arreglar su huerto y trabajar por todos los españoles a un mismo tiempo.
Hace un año escribí un artículo sobre las diferencias entre UPyD y C’s. Ahora me contesto yo solita:
-UPyD preguntó por sus imputados a C’s , ya que nosotros, en siete años, no tenemos ninguno.
Bien, pues resulta que, en noviembre de 2015, conocíamos a través de la prensa la imputación de Andrés Herzog, candidato a la presidencia del Gobierno por UPyD.
-UPyD preguntó a C's por los convenios firmados con partidos pequeños y locales en toda España, ya que le han proporcionado a los de Rivera unos 300 concejales sin concurrir a urnas bajo las siglas de C's.
Ahora me respondo, algunos de estos concejales han sido renovados con C’s y otros no; otros han huido o han sido expulsados. Repito, C’s se está volcando en limpiar y mantener limpio su huerto.
-En UPyD luchamos contra la corrupción y somos el partido más transparente de España. Ciudadanos es muchísimo más opaco y habla de corrupción, pero lo que hace por combatirla es muy poco.
Me respondo:
Eva, cariño, UPyD ya sacó este año la misma nota en transparencia que PSOE y C’s. Ya no es el más transparente y el combatir esa corrupción ha costado que el partido esté como está ahora. C’s pide responsabilidades políticas y llama a declarar a sus protagonistas a las instituciones, porque, como están en ellas, pueden hacerlo.
Lo que quiero decir es que C’s ha aprendido y está aprendiendo de sus fallos; además, los está corrigiendo. UPyD nunca hizo eso porque nunca quiso reconocer cuáles eran sus fallos. España pide cambio, sí, y pide que crezcamos como personas, como políticos y que seamos capaces de caminar todos juntos hacia un Estado de derecho libre y donde todos tengamos las mismas oportunidades.
Pues trabajemos en ello, cada uno desde su sitio.