Por Mario Martín Lucas

Hace 35 años asistimos a lo que, según los libros oficiales de historia, fue el momento más delicado de la entonces joven democracia española. Pasadas las 18h20’ de la tarde unos 200 guardias civiles, encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero, entraron en el Congreso, interrumpiendo la votación sobre la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente del Gobierno, manteniendo retenidos a los diputados en espera de que “la autoridad competente, militar, por supuesto” se dirigiera a ellos.

Durante algo menos de cinco horas, hasta que el entonces Rey, Juan Carlos I, apareciera por televisión con un mensaje en defensa de la Constitución Española y contrario a la “asonada militar”, los españoles asistimos a unos hechos tras las cuales, siete quinquenios después, hay preguntas que perviven: ¿tan inconsciente era Tejero para que unas medias verdades administradas por Armada y Milans del Bosch le condenaran de por vida? ¿Qué escenario manejaba Armada en relación a quien fue su tutelado y luego Rey de España?... y tantas otras.

Pero visto desde éste 23 de febrero de 2016 y después de todo lo que ha ido saliendo a la luz en este último tiempo, da para pensar que alguno de los movimientos que hubo detrás de los hechos observados sí pudieron llegar a consolidarse, en forma de repartos de prebendas, asignación de territorios, quizás control de la Justicia … y todo ello empezando por el propio círculo de la Jefatura del Estado, bajo el prisma de que justamente hoy, otro veintitrés de febrero, un imputado en la trama Nóos implique en ella a personas cercanas a ese entorno.

Pero hay otro perfil interesante en este treinta y cinco aniversario, que coincide con las negociaciones para formar Gobierno en España, tras las elecciones del 20-D del año pasado, y es el posible paralelismo entre las parejas formadas, entonces por Felipe González y Alfonso Guerra, y hoy por Pablo Iglesias e Iñigo Errejón …¿qué diferencia hay entre el temor que entonces suponía, y generaba, el duo que dirigía el PSOE en 1981, y quienes ahora representan la cúpula de Podemos? No se precipiten con la respuesta, para hacerlo hay que situarse en aquel momento y haberlo vivido. Nada es tan claro como parece.

Lo que sí es cierto es que la primera legislatura gobernada por Felipe González, a partir de 1982, fue la de la mayor transformación de España, con un impulso en políticas sociales que en muchos terrenos se han extendido hasta hoy, la sangre nueva que supusieron aquellos “jóvenes” fue impagable para el desarrollo y crecimiento de este país, a pesar del temor que en su momento llegaron a despertar, y esa lección convendría no olvidarse.

Pero volvamos al hoy. Sí después de lo que ha pasado en España en la legislatura 2011/2015, con todo el sufrimiento generado, vía recortes y reforma laboral, al ritmo de una corrupción galopante instada desde las cercanías del poder, hubiera una gran coalición PSOE+Ciudadanos+PP, con tal de que quien ha agrupado en torno a si, el voto de protesta, la indignación y los deseos de cambio de los españoles quedara fuera de cualquier combinación de la aritmética parlamentaria, habría muchos ciudadanos interesados en volver a votar.

Treinta y cinco años después del 23 de febrero de 1981, la Ley de Secretos Oficiales, de 1968, dictada en plena dictadura, sigue impidiendo que se conozcan los documentos oficiales existentes sobre lo realmente ocurrido aquella noche, en una absoluta falta de transparencia no homologable con ningún país de alta calidad democrática. En cuestiones cómo ésta debe haber un acuerdo político en torno a una mayoría suficiente, igual que en la independencia de la Justicia, en la limitación de los mandatos de los cargos públicos, en la eliminación de estructuras públicas superfluas, como las diputaciones provinciales, en la necesaria extinción de los aforamientos, etc… y en tantas cosas en las que la España del siglo XXI se debe reconocer, evolucionado.

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