Por Antonio Solar Fernández
Los hechos han situado al PP ante una difícil tesitura. Deben asumir que no es posible retener la presidencia del gobierno por mucho que hayan sido los "ganadores" de las pasadas elecciones generales. Los votos han colocado al PSOE, pese a su propia debacle, en una posición central en la que no es posible ningún tipo de gobierno sin ellos y, dado su sectarismo, ello excluye cualquier opción del PP para gobernar, siendo su única posibilidad un nuevo mapa electoral determinado por unas nuevas elecciones en las que cabe la posibilidad de que Podemos sea la segunda fuerza electoral y que ello, en caso de que persista la imposibilidad del PP para formar gobierno, aboque al rey a tener que proponer a Pablo Iglesias como candidato a la presidencia del gobierno.
Diga lo que se diga desde el PP, la figura de Rajoy está cuestionada por su propio electorado debido a que el actual presidente en funciones es la antítesis de la figura del líder (su "tancredismo" incluso le ha llevado a no modificar una ley electoral que, al cabo, ha ocasionado la pérdida de ayuntamientos, autonomías y el propio estado) y urge su recambio. Lo que solo se podrá hacer desde una oposición tranquila y controladora de la acción de un gobierno débil, abocado a una legislatura corta como la que propiciaría una abstención responsable del PP y que evitaría esas nuevas elecciones que nos podrían llevar a una situación mucho peor.
Y, además, es propio de ilusos pensar que Pedro Sánchez, que ante todo quiere ser presidente del gobierno y tampoco desea esas nuevas elecciones, no va a pactar antes, si puede, con Podemos y el PNV, lo que dejaría la gobernabilidad del Estado en manos de los partidos independentistas. Claro que la última palabra siempre la tendrá Pablo Iglesias, que podría optar por las elecciones si llegase a pensar que su posición saldría fortalecida.
Así pues, el PP debe elegir entre nuevas elecciones con la posibilidad de que el árbitro sea Pablo Iglesias o sostener un gobierno PSOE-Ciudadanos frente a las veleidades independentistas.