Por César Massó
La edición del 10 de Marzo de EL ESPAÑOL es toda una lección de lo que debe y no debe ser el periodismo. En las mismas páginas (aunque éstas sean páginas electrónicas) se muestra lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer al escribir y titular una noticia. Estudiantes de periodismo, profesionales del gremio, aficionados escritores y lectores tomen nota:
¿Qué hacer cuando tengo una noticia confirmada por fuentes que, como periodista, no puedo, debo o quiero desvelar? La respuesta es publicar la noticia. Así leemos en la edición antes mencionada El rey cortó con López Madrid tras el desahogo de la reina. Si nos adentramos en la noticia leeremos que “Según fuentes solventes” pasó esto o lo otro. Es decir, no existe confirmación oficial de la Casa Real, sin embargo el periodista, después de haber confirmado la noticia con otras fuentes de información, la publica. Es responsabilidad del periodista dar una información veraz y cierta, y en este caso, así lo hace. Podremos confiar en ella o no (eso dependerá de la reputación del propio periodista y del medio en el que escribe), pero no hay nada peor para alguien que se dedica a dar información que se vea como sus publicaciones son rebatidas una y otra vez por los hechos.
¿Qué hacer cuando tengo una noticia que no está confirmada? La respuesta es publicar la noticia, pero dejando bien claro que esta no está confirmada y que se trata de la versión sólo de una de las partes. En este sentido, en la edición antes mencionada leemos Nadal, acusado de esconder un supuesto dopaje tras su lesión. La noticia no dice que el gran Nadal haya tomado sustancias prohibidas, sino que alguien (en este caso una exministra francesa) le acusa de los hechos. A ningún periodista, repito, a ningún periodista se le pasaría por la cabeza escribir un titular tan estrafalario como Nadal ocultó su dopaje con la salida del circuito por una lesión. ¿Es posible que efectivamente Nadal se haya dopado? Sí, es posible (aunque lo cierto es que es muy, muy poco probable), pero no existe ninguna prueba material, ninguna confirmación por parte de Nadal ni de su entorno. Por lo tanto el buen periodista sólo puede informar de que la señora en cuestión dice esto o aquello.
¿Qué hubiese hecho el mal periodista? Escribir algo como el siguiente titular: El ego de Queen mató al Freddie Mercury de Sacha Baron Cohen. Lean la noticia. Sí, sí, tomen unos minutos y léanla. ¿Han terminado? Bien. ¿Han encontrado ustedes alguna versión que no sea la del propio Sr. Cohen? ¿Han encontrado referencia a alguna confirmación por parte de la productora de la película? ¿Han encontrado mención a unas grabaciones dónde haya constancia de la grabación de la conversación del Sr. Cohen y los miembros de la banda? Yo tampoco. Sin embargo aquí, en vez de titular Sacha Baron Cohen culpa a Queen del abandono del proyecto para su película, el periodista se lanza a la piscina, doble salto mortal sin red y, hale, tira pa’ lante. Pero claro, titular la noticia Queen acaba con el proyecto de su película con Sacha Baron Cohen no es un titular lo suficientemente llamativo. Hay que adornarlo un poco. "El ego de Queen”, que tiene mucha más pegada y se ve que los músicos son los malos, malos malos. Aunque claro, no es suficiente……Queen mató a Freddie Mercury…..eso mola más. Un poco de responsabilidad por favor.
Estimados estudiantes de periodismo. Estimados periodistas. Los lectores, leemos. Asimilamos. Recordamos. Nos formamos una idea en base a nuestra experiencia. Al cabo del tiempo esa idea se traduce en una opinión. ¿Qué medios y periodistas son fiables y respetables? ¿Qué medios y periodistas son sensacionalistas y buscan el titular fácil? Ahora plantéense que ustedes quieren ser de los primeros o de los segundos.
***César Massó es economista.