Por José-Tomás Cruz Varela.

(De mi puño y tekla)

Hasta ahora, lo único que tenemos claro es que tanto el Gobierno, del que carecemos, como la ciudadanía, vivimos sumidos entre el desconcierto y la incertidumbre que nadie sabe como definir y menos aún como superar. Todo se reduce a un intercambio de insultos y descalificaciones entre los distintos partidos políticos, con la estúpida sensación de estar asistiendo a una inútil batalla, cuya exclusiva finalidad consiste en hacerse con el poder y todo lo que representa.

Previo a los fallidos intentos de investidura, ocasionalmente, Gobierno y oposición debatían sobre temas económicos, creación de puestos de trabajo, bienestar social, pensiones, mejora de la sanidad y educación y muchos otros motivos que en efecto interesan a la sociedad en general, algo que los dirigentes políticos no mencionan actualmente y menos ocupa y preocupa.

Últimamente, las tertulias televisivas y radiofónicas están perdiendo interés por el contenido de los temas debatidos, como por ejemplo: el derroche de tiempo sobre la presunta corrupción de Rita Barberá, los despropósitos de Pedro Sánchez en torno la dimisión del secretario general del PSOE de Galicia, la pantomima de encuentro entre el citado político con el presidente de la Generalitat, dónde comienzan y terminan las responsabilidades de un Gobierno en funciones, si Rajoy actúa correctamente dedicándose a la vida contemplativa sin implicarse o si el señor Núñez Feijóo optará por retirarse de la política o presentar candidatura nuevamente, etc. etc.

No parece muy normal el tratamiento informativo adjudicado a los citados acontecimientos cuando existen otros problemas, con rango muy superior, tal como el pretendido independentismo catalán, aludiendo a la creación de su propia Agencia Tributaria, dentro de su programa de “desconexión”, iniciativa que está demandando una respuesta jurídica y contundente a la mayor brevedad.

Lo triste del caso es que por el momento nadie parece estar capacitado para ofrecer una explicación medianamente coherente sobre como solucionar tanto despropósito, y que los ciudadanos despachamos con frases como “tenemos lo que nos merecemos” e ingeniosidades similares, desconociendo cuánto tiempo más podremos permanecer inmersos en semejante idiocia. España necesita con urgencia abandonar el bloqueo en que vivimos para tratar de consolidar el crecimiento y creación de empleo alcanzados en la legislatura anterior, lo que exige una estabilidad y firmeza de la que carecemos.

Ofrecemos una imagen de inútiles e incapaces propiciado por la cerrazón de nuestros políticos guiados por su desmedido egoísmo y asquerosa ambición, padre y madre de la puta corrupción definida por el ilustre pensador Tomacc de Vaerolokivich cuando afirma que “en España la corrupción se crea, no se destruye y además se multiplica”.

Nuestro país demanda y necesita con urgencia un pacto y que Rajoy asuma el estar amortizado por mucho que se empeñe en confiar en el Santo Advenimiento que ya no llegará jamás. En los ámbitos empresariales se da por hecho que su carrera política ha finiquitado y que admita de una vez que su presidencia era de una sola legislatura dando paso a otros valores de su propio partido que existen y con una trayectoria impecable, aunque nuestro auténtico drama radica en que los otros tres líderes -Sánchez (PSOE), Rivera (Ciudadanos) e Iglesias (Podemos)- solo convencen a los suyos y con dificultades… Todas las formaciones sufren discrepancias internas que sus líderes se niegan a reconocer y es justo esa postura la que delata su incapacidad para ejercer la presidencia con la dignidad requerida, y a la vista de los acontecimientos, todo parece indicar que estamos condenados a la repetición de elecciones generales.....¡¡Tiempo al tiempo!!

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