Por Luis Lobo López

¿Qué estamos haciendo mal para que habitantes de nuestros propios países se radicalicen e intenten destruir el modelo de sociedad en la que ellos mismos han crecido?

Bajo mi punto de vista, como caldo de cultivo tenemos barrios marginales golpeados fuertemente por la crisis que, además, actúan como guetos de una cultura que no se identifica con los valores y principios de la sociedad occidental. Como catalizador tenemos la faceta más extremista y la tergiversación de una religión que impulsa a jóvenes desesperados a cometer barbaridades por promesas de una segunda vida mejor. Y finalmente como impulsor final, tenemos a los difusores de estas ideas, ya sea el propio DAESH via internet o imanes fanáticos que aprovechan su autoridad religiosa para predicar la faceta más radical del islam.

¿Cómo actuar? En mi opinión deberíamos hacerlo sobre las cuatro siguientes vertientes:

1. Favorecer la prosperidad económica en todos los ámbitos, y específicamente realizando labores de inserción laboral en dichos barrios marginales para favorecer la integración y evitar situaciones de desesperación.

2. Planificar la disolución de dichos guetos culturales marginales, evitar la autoconcentración de minorías culturales, incentivando una sociedad en la cual las distintas culturas realmente convivan, compartiendo unos valores y principios fundamentales, es decir, lo que realmente debería significar ser una “sociedad multicultural”.

3. Solidaridad entre países, más Unión Europea, cada ataque terrorista supone un ataque a un modelo de sociedad que debemos proteger y defender, no podemos enrocarnos en el interior de nuestras fronteras, debemos mirar hacia delante, crear un Servicio de Inteligencia Europeo que investigue y coordine informaciones entre los distintos estados miembros, pero también debemos crear unas Fuerzas Armadas Europeas que actúen conjuntamente para defender al continente de los ataques que nos asolan.

4. En este sentido, la UE, además de prevenir ataques con servicios de inteligencia y actuación de cuerpos de seguridad, debe atajar la raíz del problema liderando con determinación la formación de una coalición militar internacional contra el terror, contra el Daesh, contra un estado que está cometiendo un holocausto continuado y que ha obligado a millones de personas a abandonar sus hogares. Basta de buenismos, no podemos ni debemos seguir contemplando con pasividad como el Estado Islámico sigue aumentando sus recursos económicos, poder, área de influencia y peor aún, población civil a la que mantener bajo su yugo o asesinar indiscriminadamente. Habría que actuar con determinación y planificar tanto las operaciones bélicas a corto plazo como el posterior establecimiento de instituciones que garanticen la estabilidad en la región a largo plazo, y finalmente aportar un paquete económico de ayudas e inversiones para la reconstrucción de infraestructuras, viviendas y servicios sociales.

Hasta que no nos demos cuenta de que para solucionar este grave problema no vale con resignarse cada vez que ocurra un atentado a twittear con un #JeSuis o abrir nuestra cuenta de Spotify y reproducir "Imagine", seguirá muriendo gente a manos del Daesh por nuestra inacción como potencia global y sociedad.

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