Por Mario Martín Lucas

Ya estamos de vuelta de las vacaciones de Semana Santa, han pasado 99 días desde el 20-D y restan 35 días para agotar el plazo, antes del 2 de mayo, para que se convoquen nuevas elecciones el 26-J, en lo que sería toda una demostración de incapacidad por parte de nuestros políticos de atender los deseos de cambio.

La sensación de la opinión publicada es que no hay acuerdo posible y que la situación política está abocada a la repetición de unas elecciones generales, cuyo resultado no diferirá en mucho del reparto de escaños que hoy se da en el Congreso, pero intuyo que los acontecimientos se precipitarán y que lo que hoy parece imposible, o poco probable, se dará, en forma de nuevo Gobierno, antes de mayo, rememorando lo sucedido en Cataluña, con Artur Mas renunciando a su reelección y situando al alcalde de Girona como President de la Generalitat.

¡Hagan juego! ¡No va más! ¡Límite en 35 días! Cualquiera de estas frases valdrían para expresar lo que se nos viene encima en estas próximas cinco semanas, que serán exponencialmente más intensas cuanto más se acerque el final del plazo disponible. De momento Rajoy sigue jugando a no hacer nada y esperar, ahora anunciando que postergará su llamada a Pedro Sánchez hasta que se consume el fracaso de sus negociaciones con Pablo Iglesias y Podemos.

Para el encaje de las piezas se deberán resolver varias crisis que afectan a partidos políticos con un alto protagonismo en el desenlace final. El PSOE asiste a la lucha por su liderazgo, posponiendo el congreso que tiene pendiente, aunque las tensiones entre Susana Díaz y el actual secretario están lejos de pasar página, y la resolución de ello puede condicionar un posible acuerdo de Gobierno, a través de múltiples escenarios y posibilidades. ¿Alguien se imagina a Susana Díaz como lideresa socialista pactando con Podemos? Sin embargo muchos si se imaginarían al PSOE de la mano de la actual presidenta andaluza, entrando en una gran coalición con el PP, a pesar de la figura de Rajoy. Por el contrario, si fuera el actual presidente en funciones quien diera un paso al lado, cosa bastante improbable, por no decir imposible, dada su forma de ser y lo apegado que está al poder y al cargo, se abriría en el horizonte la posibilidad de ese Gobierno, articulado entre PP, PSOE y Ciudadanos, lo que daría a Podemos la alternativa de protagonizar, casi en exclusiva, la tarea de oposición parlamentaria, con posibilidades, y tiempo para purgar sus errores de “juventud” y preparar su asalto al poder en mejor momento.

¿Y otros escenarios? ¿Hay posibilidades reales de un Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos? Da la sensación de que Pedro Sánchez no está dispuesto a ser nombrado presidente con al apoyo, bien activo, bien pasivo, por vía de la abstención, de ERC y DyL, y ello además supondría perder el “insuficiente” apoyo actual de Ciudadanos. ¿Acierta Podemos negando la abstención a un Gobierno de PSOE + Ciudadanos, en el que la formación liderada por Pablo Iglesias se reservaría el rol de ser quien controle la estabilidad de esa mayor minoría parlamentaria? No es fácil la respuesta, es verdad que su programa electoral quedaría lejos de ser implantado, pero la voluntad mayoritaria expresada por los españoles de que el PP deje de gobernar se habría conseguido, aunque la legislatura fuera complicada y, seguramente, bastante corta; pero además, con ello la formación popular se vería abocada a una profunda regeneración de políticas y líderes totalmente necesaria.

¿Alguna posibilidad más? Desde luego que sí; nada dice la Ley de que no pueda ser propuesto a presidente del Gobierno una persona que no forme parte del Parlamento, a partir de ahí también queda abierta la posibilidad de un acuerdo de Gobierno no encabezado por ninguno de los líderes políticos actuales. Esta alternativa es compleja y no de fácil digestión, pues parece adecuado que quien aspire a presidir una democracia parlamentaria pase por el escrutinio electoral, pero ya dije hace unas líneas que lo que nos espera a nivel político en las próximas cinco semanas tendrá un suspense in crescendo y no es descartable que algún “Puigdemont” salte de la chistera a la palestra.

Me ratifico en mi pequeña apuesta de que antes del 2 de mayo habrá un acuerdo de Gobierno. La convocatoria de nuevas elecciones, o más exactamente sus resultados, generaran incertidumbre en alguna formación política, mientras que las certezas están a la vista, ahí mismo, a través de la conformación del actual Congreso de los diputados, entre el sueño de ganar algún escaño y el miedo a perderlo. Sus señorías optarán, mayoritariamente, por conservar lo conseguido hace escasos tres meses.

Átense los cinturones que vienen curvas, asistamos al espectáculo político de las próximas semanas y apliquémonos la recomendación de Paulo Coelho: “…hemos estar siempre preparados para las sorpresas del tiempo”.

Colabora con el blog

Forma parte de los contenidos del Blog del Suscriptor
Escribir un artículo