Por César Sampedro Sánchez, Doctor en Historia
Sadiq Khan creció junto a sus siete hermanos en el barrio londinense de Henry Princes State. Su padre condujo un autobús durante veinticinco años y fue miembro del sindicato, su madre trabajaba de costurera. El alcalde ha dedicado sus primeras palabras de agradecimiento a su padre. “He pensado mucho en mi difunto padre hoy”, dijo Khan. “Fue un hombre maravilloso y un gran padre. Habría estado muy orgulloso. Orgulloso de que la ciudad a la que eligió llamar su hogar ha elegido hoy a uno de sus hijos para que sea su alcalde”.
El laborismo ha vuelto a Londres. Khan es un hijo de inmigrantes pakistaníes hecho a sí mismo que se asemeja mucho a lo que es desde unos años la ciudad londinense, una city cosmopolita donde se encuentran todas las nacionalidades y donde es posible el sueño de hacerse a sí mismo trabajando duro. Sadiq Khan creció junto a sus siete hermanos en el barrio londinense de Henry Princes State. Su padre condujo un autobús durante veinticinco años y fue miembro del sindicato, su madre trabajaba de costurera.
En las aulas se fraguó su vocación política y a los 15 años se afilió al Partido Laborista. Khan suele atribuir al entonces director de su colegio, Naz Bokhari, el primer musulmán al frente de una escuela secundaria en Londres, el mérito de enseñarle que “el color de la piel o la procedencia no es una barrera para ser algo en la vida”. A veinte minutos en autobús de la casa familiar se encuentra el hospital público St. George, uno de los orgullos de este barrio multicultural. Allí nació Sadiq Khan el 8 de octubre de 1970. En su trayectoria política, Khan es conocido por defender el multiculturalismo, y sus firmes convicciones no fueron óbice para convertirse en uno de los principales defensores del matrimonio homosexual.
El Labour party ha sido en la historia del parlamentarismo inglés un partido de una gran fortaleza ideológica, asociada a la historia del movimiento obrero y de la consecución del welfare state, estado del bienestar, que en el Reino Unido quedaron en llamar como sociedad del bienestar. De la mano de los laboristas se consiguieron los grandes logros sociales del siglo XX con la incorporación de la mujer al mundo del trabajo, la regulación laboral de la mano de los famosos trade unions, un discurso y una trayectoria nítidamente socialista hasta que en los noventa y de la mano de los gobiernos de Tony Blair y su ideólogo Giddens se configurara la llamada “Tercera Vía”, o socio liberalismo, que antes de servir de modelo para muchos países de Europa quedará abocada al fracaso. Blair desfondó el laborismo, y es posible que Jeremy Corbyn, un veterano de hondas convicciones, pueda rescatarlo. A los dos meses de entrar Khan en el Parlamento sucedieron los ataques terroristas en Londres y, en el airado debate sobre el radicalismo islamista, Khan se convirtió en una voz integradora dentro de la comunidad musulmana. Poco después, seunió al medio centenar de diputados laboristas que se rebelaron contra los planes del su primer ministro, Tony Blair, de limitar los derechos de los detenidos sospechosos de terrorismo.
En un artículo que publica un diario británico, Khan lanza un mensaje a su partido y, en particular, a su líder Corbyn, a quien recomienda amplitud de miras para llegar a todo el conjunto de los votantes: “Primero, que el laborismo solo gana cuando mira afuera. Y segundo, que nunca gobernaremos si nos dirigimos a todos los votantes”. Al convertirse en alcalde, con una ventaja de 14 puntos sobre su contrincante en la segunda vuelta, Khan quiso dejar clara su fidelidad a sus orígenes. A esa especie de Rosebud -la infancia perdida que recodaba en su agonía el personaje de Orson Welles- que para Sadiq Khan es un barrio obrero de una ciudad que le permitió realizar sus sueños. “Nunca pude soñar que alguien como yo podría ser elegido como alcalde de Londres”. Ha nacido un líder del siglo XXI, el ciudadano Khan.