Por Carlos A. Tejada Gimbel

Tras el tiroteo en Orlando en el que murieron 50 personas vuelve a surgir el debate sobre las armas incluso aquí en Europa. Una vez más se volverá a poner en entre dicho la (poca) libertad de la gente bajo la premisa de que hay quien usa esa libertad para hacer cosas malas y como no podemos diferenciar entre quienes la usarán para hacer mal y quienes no, hay que acabar con la libertad de todos.

El problema no son las armas, las armas requieren de alguien que apunte y apriete el gatillo. Prohibir las armas no va a hacer que desaparezcan los atentados. ¿A caso los atentados de París se realizaron con armas legales? ¿Y los atentados contra Charlie Hebdo? ¿Y los de ETA? La ilegalización de las armas aparte de ser un atentado contra el principio de libertad del ser humano no va a arreglar el problema, sólo va a conseguir que miles de personas que encuentran en el tiro deportivo un hobby, una actividad de realización personal, una comunidad de gente y amigos que se crea entorno a esta actividad, desaparezca bajo el argumento de la seguridad.

Vivimos en democracia, los políticos sólo escuchan a la opinión pública mayoritaria, y si la opinión pública mayoritaria es contraria a las armas muchos de nosotros porque sí nos quedaremos sin una de nuestras actividades más preciadas. No espero que la gente entienda o comprenda el porqué me gusta el tiro deportivo, del mismo modo que yo no comprendo muchos de los gustos que pueden tener mis conciudadanos. Pero sí que espero que se respete a quien no hace nada malo y se le permita vivir su vida a su rollo.

Que no se criminalice una actividad porque hay 4 que atentan contra la vida de los demás, que no paguen justos por pecadores. Que es muy fácil pedir la prohibición de todo tipo de armas cuando las armas a uno le dan igual. Yo mismo podría pedir la prohibición del fútbol (actividad que me es indiferente) argumentando los riesgos de peleas violentas entre equipos y no lo hago, no porque el fútbol sea tan mayoritario que ningún político se atrevería a prohibirlo sino porque la inmensa mayoría de aficionados al fútbol no son así.

Por tanto me gustaría pedir comprensión y respeto a la libertad y que no se cargue contra las armas, sino contra quienes las usan para lo que no deben.

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