El anuncio de Albert Rivera de que, en ningún caso, su grupo parlamentario facilitará la investidura de Rajoy, ni siquiera absteniéndose, es una declaración de intenciones tan rotunda que puede cambiar el signo de la campaña para Ciudadanos. Hasta ahora, Rivera había mantenido la ambigüedad en este punto. "No queremos que siga gobernando", ha dicho este jueves, disipando así cualquier duda.
Lo que está diciendo Rivera es que los diputados de Ciudadanos podrán apoyar al PP llegado el momento, pero siempre que su candidato a la Moncloa no sea Rajoy. Desde ese punto de vista, puede ser un guiño a votantes conservadores, proclives en principio a votar al PP, pero que rechazan la gestión de Rajoy o sus lazos con la corrupción. Para ellos, Rivera se presenta como la palanca que puede forzar la renovación de los populares.
Por otra parte, y por lo que dicen las encuestas, parece claro que el acuerdo con el PSOE que dio lugar al Pacto del Abrazo no le ha pasado factura a Ciudadanos, ya que ha crecido en intención de voto en relación al 20-D. Eso podría indicar que Rivera ha conseguido ganarse espacio de centro al que le satisfaría una postura firme frente al actual PP.
En cualquier caso, estamos ante un movimiento audaz de Rivera cuyo resultado sólo podrá calibrarse el 26-J. Eso sí, nadie podrá decirle luego que no ha sido transparente en sus intenciones.